martes, 22 de diciembre de 2009

¿Que veinte años nos es nada? ¡y un a leche!



Hola a tod@s,
Es tiempo de reflexión, de recuerdos, de nostalgia y de expectación por el futuro que se nos aproxima en forma de un nuevo año. Este 2009 ha sido duro por muchas cosas, pero como todos los años, ha tenido buenos momentos que son los que nos tienen que dar esperanza para el 2010. Personalmente creo que he pasado por una etapa muy decisiva de mi vida, esa a la que se supone que todos llegamos tarde o temprano y revisando nuestra historia tratamos de comprender nuestro presente para prepararnos para el futuro.
Poner esto blanco sobre negro no es fácil y no os voy a aburrir aquí con mis reflexiones. Sin embargo la Fundación Jaime Vera del PSOE ha puesto en marcha una iniciativa interesante para configurar los 130 años de historia del partido, en base a 24 relatos elegidos entre todos los que se presenten, en las seis categorías temporales que van desde la República de 1931 hasta nuestros días (obviamente sobre los cincuenta años anteriores del PSOE ya muy pocos pueden escribir algo).
Para los que se han enganchado a Flash Forward (serie de La Cuatro) esto sería como un proyecto Mosaico, pero no para dibujar un futuro concreto como en la película, sino para dar una visión distinta de un pasado bien conocido. Creo que puede ser un proyecto muy interesante y no solo es para militantes, también simpatizantes y familiares y amigos pueden participar, así que ánimo. La extensión máxima del escrito es de tres hojas tamaño A4 lo cual para los que tenemos el defecto de extendernos demasiado, es un esfuerzo que he logrado aprovechando al máximo los márgenes...
Para mi ha sido una experiencia muy buena que me ha ayudado a consolidar y estructurar vivencias y creencias básicas en mi vida. Por supuesto no me importa que se lea, de lo contrario no lo hubiera presentado al certamen. Pero no lo incluyo en este e-mail porque es algo personal que solo quiero mostrar al que tenga suficiente interés como para hacer un nuevo click en el enlace siguiente, que además de mi relato, le mostrará la página del certamen de la fundación.
Muchas gracias a tod@s y...
¡FELICES FIESTAS DE NAVIDAD, AÑO NUEVO Y REYES!
Roberto
P.D. ¡Viva el Rey... Baltasar! ;-)

Por si quitan el enlace, pongo una vez terminado el concurso el texto completo a continuación.


TU HISTORIA ES NUESTRA HISTORIA - RELATOS
Experiencias en Democracia desde el año 2000 hasta hoy
¿Que 20 años no es nada?
¿Que veinte años nos es nada? ¡y una leche!

Pues anda que no han pasado cosas en estos últimos veinte años y ni te cuento lo que podría pasar en los siguientes. Todos hemos sentido lo que significan veinte años con los actos conmemorativos de los 20 años de la caída del muro de Berlín; por no hablar de la toma de la embajada Americana en Irán o de nuestras primeras elecciones generales tras la aprobación de la Constitución, sucesos ambos de hace 30 años.

Los cambios producidos en el mundo en estas últimas décadas no tienen precedente en la historia, y no por los grandes acontecimientos sucedidos, sino por el cambio que supone el que finalmente la humanidad haya tomado conciencia de su propia existencia, gracias en buena parte al desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación .

Antes se decía que los siete años era la edad en la que se alcanzaba el privilegio y la responsabilidad de razonar. Transcurridos ya muchos años desde que atravesé aquella frontera, he comprobado que mi hija con siete años, razona perfectamente desde hace tiempo y que por el contrario, muchos adultos o no han razonado nunca o la única razón que usan es la que les excluye voluntaria y a menudo con tintes de soberbia, de la disciplina de la razón.

Veinticinco años (punto medio entre los veinte y los treinta) es además un cuarto de siglo y generalmente se asimila con el concepto de una generación. Cada año en España nacen unos 500.000 niñ@s lo que quiere decir que cada 25 años, una nueva generación de medio millón de personas entra de pleno derecho en la partida de la vida, con casi todo por delante y un pasado corto pero nada despreciable. Cada 25 años todo se renueva y todo se puede repetir, o no.

Personalmente con 25 años me toco descubrir las excelencias de la joya de nuestra corona, y no es que tuviera un romance con nadie de la familia Real, me refiero que pasé gran parte de mis veinticinco años con quimioterapia, radioterapia y efectos secundarios variados. Así pues ni corto ni perezoso, cuando me tocó soplar la velas de mi 26 cumpleaños, puse un 25 bien claro sobre la tarta y por supuesto las velas no reflejaron ya mi verdadera edad.

Pero la vida no suele dejar que tus planes salgan bien sin más, y en la segunda oportunidad de tener unos buenos 25 años, justo el día antes de que me dieran los resultados casi definitivos del sorprendente y rápido éxito de la terapia que me aplicaron, mi padre va y se muere; casi sin avisar, en mis brazos y sin que pudiéramos hacer nada. Era el 14 de Noviembre de 1994 y al día siguiente antes del entierro, el Doctor que durante todo el año me había visto acompañado por mi padre, me tuvo que dar el pésame por su muerte a la vez que me daba las buenas noticias de la remisión completa de la enfermedad. Siempre recordaré amargamente que el destino le robara a mi padre la satisfacción de ver aquellos buenos resultados de la misma forma que siempre agradeceré a todo el equipo del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, que me salvaran la vida. Sin duda son un buen exponente de lo que antes calificaba de la Joya de Corona de España, sin cuya existencia llevaría ya 15 años muerto.

Así pues en Marzo de 1995 no estaba por la labor de cumplir 27 años, pues en lo más profundo de mi ser y aunque lo disimulara, pensaba que ni los 25 ni los 26 que había pasado me los merecía. Celebré mi tercer 25 cumpleaños, pero con la reciente pérdida de mi padre, la especial atención que precisaba nuestra madre y sobre todo con las angustiosas revisiones trimestrales en el hospital, fue un año muy duro y mi estado de ánimo fue bastante peor que en los teóricamente peores años previos. Sentía que vivir con prorrogas de tres meses no dejaba opción a un futuro aceptable. Había terminado la carrera pero tenía colgado el proyecto y no me sentía motivado para terminarlo; estábamos saliendo de la crisis de 1993 pero el mercado laboral no ofrecía muchas expectativas. El caso es que cuando llegó marzo de 1996 no estaba dispuesto a cumplir los 28 años.

Finalmente las revisiones pasaron a ser semestrales, lo cual te da un respiro notable pues con lo que tardan la pruebas, con las trimestrales prácticamente no sales del hospital. Terminé el proyecto y encontré un trabajo de verdad, no como profesor particular o árbitro de baloncesto que entre otras cosas más curiosas, eran los empleos que había tenido desde que entré en la universidad. Así que empecé a plantearme que 1996 iba a ser un año pasable y que quizá en 1997 había que cumplir 26 o pasar directamente a los 29 para recuperar el retraso.

A todos nos preocupaba la salud de nuestra madre, pero no fue ella la que nos dio el siguiente gran susto. A mi hermana, con solo 43 años y madre de un niño de 11 y una niña de 8 años (la misma situación que me encontraré yo en 16 meses cosa que no puedo negar que a veces me desvela) lo que inicialmente era un inflamación de vientre terminó siendo un cáncer. Fue una experiencia terrible para toda la familia y como es normal lo peor se lo llevaron sus hijos y su marido. Pero en el otoño del 1996, a pesar de lo mal que nos lo habían puesto los médicos tras la primera operación, todos sacamos fuerzas de flaqueza para afrontar el tratamiento.

Personalmente fue en aquel Otoño, un Domingo que estaba en casa de mis actuales suegros, cuando decidí pasar página definitivamente a pesar de las circunstancias. Me llamó una de mis otras hermanas para decirme que mi madre había tenido un percance. Francamente no me acuerdo que fue, pero no fue grave y además me lo dijeron con mucho tacto para que no me pusiera nervioso. Pero nada más colgar el teléfono, me lié a patadas con un taburete (acolchado por fortuna para mis pies) y decidimos que teníamos que pasar página y casarnos sin más demora.

La verdad es que no parecía un buen momento con mi hermana empezando el tratamiento, yo con solo unos meses de antigüedad en la empresa y contratos de seis meses (como las revisiones médicas) y con mi entonces novia en el paro. Pero llevábamos muchos años de novios y no estábamos dispuestos a que se siguiera retrasando la boda por las nuevas y nefastas experiencias que se encadenaban. Así que nos pusimos con los preparativos de la boda y la búsqueda de nuestra primer casa y tuvimos suerte; a mi me hicieron un contrato de 2 años y mi novia la hicieron un contrato indefinido un par de meses después. Entonces por fin el 25 de marzo de 1997 deje de cumplir 25 años y pasé a los 29 sin escalas.

En lo referente a mi hermana, nuestra boda fue un acierto porque el 11 de Julio de 1997, estaba todavía guapísima y pudo disfrutar como todos de un día muy feliz. Nos ayudó mucho en todo a pesar de su situación y en los años siguientes también estuvo a nuestro lado con todo lo referente al comienzo de nuestro expediente de adopción internacional, necesario en nuestro caso pues ni tenía yo ganas de transmitir mi herencia genética, ni podía por los efectos que la quimioterapia. Afortunadamente mi mujer estaba totalmente de acuerdo y recién casados iniciamos con mucha calma nuestro proceso de adopción. Fue como quedarnos ambos embarazados de voluntad desde el comienzo de nuestra vida matrimonial y menos mal que lo pensamos rápido, pues nuestro primer embarazo duró casi seis años y el segundo casi cuatro...

Es curioso pero tanto para mi mujer como para mi, es imposible ahora imaginar nuestra vida sin nuestro hijo y nuestra hija, dos bendiciones que tuvimos que ir a buscar muy lejos y que nunca hubiéramos conocido si yo no hubiera caído enfermo. Todos queremos quitar alguna página del libro de nuestra vida, pero es muy probable que no podamos prescindir ni siquiera de las más amargas. Cada instante por doloroso que sea, puede ser crucial para otro momento de nuestro futuro y la verdad es que de todos los malos recuerdos que puedo tener de las situaciones más trágicas, siempre hay algo positivo que las suaviza, aunque a veces simplemente sea un gesto, una sonrisa o unas palabras de ánimo que alguien te regaló.

La enfermedad de mi hermana fue muy penosa; poco a poco se fue consumiendo y con ella la unidad de nuestra familia se rompió definitivamente, como un más de los terribles efectos secundarios de los tratamientos y las intervenciones quirúrgicas. El 8 de diciembre de 2000, a unas semanas del fin del milenio mi hermana nos dejó en una cama de hospital, con su marido sujetándole la mano derecha y yo la izquierda mientras esperábamos a que viniera alguien que aliviara su angustia por no poder respirar. La verdad es que ya no había nada que hacer pero había pasado por tantos momentos críticos, que cuando finalmente dejó de respirar no acababa de creerme que todo se hubiera ya acabado. Inesperado fue lo de mi padre y lo de mi hermana una larga y cruel tortura; pero espero tener el privilegio de estar presente cuando mi madre nos deje. Lo único que no debería ocurrir nunca, es que un padre o una madre entierre a un hij@.

En el país que nacieron mis hij@s el índice de mortalidad infantil es 20 veces superior al que hay en España y hay países donde la relación sube hasta 50. Los índices son fríos e impersonales, pero detrás de las cifras hay dramas humanos que ahora como padre, se me hacen insoportables. El mundo que tenemos permite que millones de padres y madres entierren prematuramente a sus hij@s por hambre, miseria y enfermedades curables... si yo hubiera nacido 1000 km más al sur, no estaría escribiendo estas líneas y siento que no puedo dejar pasar mi vida, sin hacer lo que esté en mi mano para cambiar esto.

Salvo lo de mis hij@s, todo ocurrió en la última década del siglo pasado, cuando todavía no teníamos el Euro y las Torres Gemelas de Nueva York estaban en perfecto estado. Parece ya lejano aquel 11 de Septiembre de 2001, cuando Alqaeda de la forma más espectacular posible, mató a casi 3000 americanos en el mismo corazón de los Estados Unidos. Los ataques terroristas hundieron las bolsas hasta niveles de pánico y con el negro panorama bélico que teníamos en aquel otoño, sentí por primera vez amenazado seriamente nuestro modo de vida. La verdad es que por aquel entonces me pareció muy posible que EEUU contraatacara con armas nucleares de baja potencia, metiendo al mundo de golpe en una nueva era en la que el control de la proliferación de armas nucleares, fuera casi imposible.

En aquel momento eran muchos los Españoles que estaban “enTerrados” tras el pinchazo de la burbuja tecnológica. Después de superado el famoso efecto 2000, nos dimos cuenta que el verdadero dolor de cabeza tecnológico venía de los especuladores en el mercado de las nuevas tecnologías. El correspondiente parón de la economía mundial se superó mediante drásticas rebajas de los tipos de interés, que convirtieron la explosión de la burbuja tecnológica en una crisis fallida o simulacro de crisis global, que sentó las bases para la nueva burbuja inmobiliaria.

Durante los años siguientes, la Administración Bush, (con sus secuaces: Runsfel, Chenny, Blair y Aznar...) dejaron muy claro que no era lo mismo que gobernaran EEUU los Demócratas o los Republicanos. Los ocho años de Gobierno Bush, son la evidencia de lo pernicioso que puede ser para la humanidad que el Presidente sea un Neoconservador o Neoliberal como gustan llamarse. Qué diferente podría ahora ser el mundo si aquellas malditas elecciones presidenciales, las hubiera ganado Algore en lugar de Bush; unos cientos de votos en un estado pueden provocar millones de muertes en todo el mundo.

En España también tuvimos un terrible ataque terrorista con casi doscientos muertos en aquel infame 11 de marzo de 2004 en Madrid. Esta desagradable experiencia tuvo también su derivada política y nos descubrió, como antes en EEUU, lo peligrosos que pueden llegar a ser también los Neoconservadores o Neoliberales Españoles. Se hicieron muchas manifestaciones multitudinarias contra la Guerra en Irak, pero al final la guerra se hizo y terminó afectando a nuestros trenes y matando a nuestra gente. La actitud del PP durante los tres días después de los atentados, su cinismo ante la comisión de investigación y sobre todo su complicidad con la llamada teoría de la conspiración, me hizo hacerme militante del PSOE, partido al que siempre había votado. Todavía se puede leer en Internet los disparates de aquella teoría que lleno portadas durante dos años gracias a la connivencia del PP. Esto me demostró hasta dónde podrían llegar los sectores más ultra conservadores de la Derecha Española, si se les volvía a dar una oportunidad. No da lo mismo que Gobiernen unos u otros; es mentira el dicho de que “todos los políticos son iguales”; basta con darles la oportunidad de manifestarse sin complejos para que descubran sus perversas potencialidades.

Por todo esto es por lo que me decidí a hacer todo lo que pudiera, para que no volvieran a tener otra oportunidad de gobernar en muchos años; al menos hasta que el Aznarato se hubiera olvidado y hubieran desaparecido del PP todos sus secuaces y aprendices. En poco más de cuatro años, he pasado a tener una militancia bastante activa, que hace 20 años no podría haber imaginado. Dicen que lo normal es lo contrario, ser militante de izquierdas con el corazón a los 20 y pasar a no serlo o incluso ser de derechas con la cabeza y la experiencia de los 40. Yo que siempre fui de izquierdas como mi padre, a los 41 años tengo el corazón y la cabeza comprometidos con el proyecto Socialista, más de lo que nunca imaginé y más de lo que podría si no fuera por el apoyo de mi mujer; que cubre mis ausencias en el hogar con cariño, comprensión y no poco trabajo extra.

Claro que mi militancia no es fruto sólo de las provocaciones de los Neocons, y en especial de Aznar y sus colaboradores-admiradores (aunque la verdad es que me motivan muchísimo). Me influyen muchos factores de diversa índole, aunque últimamente es primordial mi condición de padre. Por supuesto el panorama internacional también es crucial porque es en el tablero Económico y Estratégico del mundo Globalizado, donde mayores peligros veo para nuestro actual modo de vida. La situación de España, Europa y otros pocos países privilegiados, es tan débil dentro de un Mercado Global Capitalista sin limitaciones, que nuestro Estado del Bienestar, la Prestaciones Sociales e incluso nuestros Derechos Civiles, parecen una anomalía del Sistema que de un modo u otro tratarán de eliminar.

Hemos crecido y vivido siempre en el MUNDO-PIB, que solo valora el Producto Interior Bruto de los países. Pero si tomamos como referencia el Indice de Desarrollo Humano IDH, que además del PIB tiene en cuenta la esperanza de vida al nacer, el nivel de alfabetización y el nivel de escolarización de la población; las cosas cambiarían mucho. El G-20 del hipotético MUNDO-IDH no incorporaría a muchos de los países que parecen imprescindibles: Rusia en posición 71, Brasil en posición 75, China en posición 92 e India en posición 134, no tendrían ni voz ni voto. Cabe preguntarse pues si las potencias emergentes tan admiradas por la sociedad consumista,son realmente tan excelentes como se nos pinta diario. Francamente no creo que sean un buen ejemplo a seguir salvo para aumentar la producción, la competitividad y la riqueza de los PODEROSOS a costa de explotar cada vez más a las personas.

No quiero que nuestros hij@s vivan en un mundo en el que ni se tengan en cuenta los factores antes comentados que valora el IDH. Es inaceptable un mundo en el que países como España solo mueran 4 ó 5 niños de cada mil antes de los cinco años, mientras que hay países en los que mueren 200. El índice de mortalidad infantil; el índice de equidad de género que valora la igualdad efectiva entre hombres y mujeres; y otros muchos índices índices que indican realmente la calidad de vida que tienen los ciudadanos de cada país, deberían ser tenidos en cuenta tanto o más que el PIB.

No quiero que nuestros hij@s tengan que ser competitivos con los Chinos o los Indios, porque no quiero que tengamos que vivir en las condiciones que ellos sufren. Son estos países los que tienen que avanzar y conceder a sus ciudadanos unas condiciones de vida mejores. Los Europeos tenemos que estar muy atentos para que no se desmantele nuestro Estado del Bienestar, con la excusa de ser competitivos en un mundo globalizado; en Europa no es una cuestión de ideologías sino de simple sentido común. El ataque final del Capitalismo contra las conquistas sociales de los trabajador@s que tanta esfuerzo y sangre costó alcanzar, necesita ser combatido desde los más firmes convencimientos Socialdemócratas. El Capitalismo siempre se sustentó en la Propiedad Privada y el Mercado; pero ahora cuenta con un nuevo y poderoso aliado: la Globalización económica. No podemos ni debemos minusvalorar el reto y la amenaza que ello supone para todos los trabajador@s del mundo.

La crisis que vivimos es el resultado de un Mercado Global, con mínimas regulaciones, con dimensiones planetarias y con la mayor protección a la Propiedad Privada que jamás ha existido, gracias a la facilidad de los movimientos internacionales de Capitales y a la vergonzosa existencia de Paraísos Fiscales. La salida de la crisis, no puede llevarnos a los mismos esquemas que teníamos y cuyo fallo nos ha puesto en peligro a todos. Son necesarios cambios estructurales en todo el sistema financiero mundial y los Socialistas podemos y debemos liderar políticamente el proceso. Es hora ya de que la Socialdemocracia deje atrás de una vez los complejos, absurda e injustamente adquiridos desde la caída del muro de Berlín hace ya más de 20 años.

Roberto Carlos González Pérez