lunes, 30 de enero de 2017

Hacer, hacer que hagan, y decidir qué hacer

Afortunadamente a mi el trabajo no solo no me mata el pensamiento, sino que me lo expande con nuevos retos cada día que no siempre me resulta fácil afrontar.

Hacer lo que hay que hacer puede ser más o menos fácil, divertido, estresante, aburrido... pero es hacer algo (tu mismo o con tus compañeros) que estaba ahí (en exposición u oculto) para que alguien lo hiciera.

Para hacer algo lógicamente hay que saber y poder hacerlo, o sea tienes que tener los medios y el método (el "know how" que dirían algunos), por lo que suele ser necesario también alguien que no solo haga, sino que también "haga hacer"; es decir que establezca u optimice el método y que proporcione los medios.

Y eso es lo que he hecho hasta ahora, hacer y hacer que hagan o hacer posible que se haga mejor; y bueno con esto no hay mayor problema. Pero saber lo que se podría hacer si deja de haber cosas que hacer o si ya no sirve de nada hacer lo que hacíamos, eso sí que es un ¡tremendo lío mi hermano!

Sé que la mayoría ni siquiera se lo plantea porque el "día a día" suele ser suficiente, para que no de tiempo a imaginar que puede llegar un momento en el que no haya nada que hacer. Además para llenar esos huecos de falta de actividad guiada u obligatoria hay una amplia oferta de ocio.

A ratos me apetece afrontarlo pero también me tienta mucho sumergirme en la disciplina de la logística diaria y hacer simplemente lo que hay que hacer, que además siempre es (todavía) más de lo que puedo abarcar.

Y lo bueno de esta reflexión es que lo puedes aplicar a casi todo: al trabajo, al ocio, a la política, la economía... pero no quisiera que se confunda con la famosa retórica de la Innovación y la Emprendiduría de la que estoy harto y asqueado porque nos la meten por los ojos a diario, como la panacea para acabar con todos los problemas. No creo que haya que estar constantemente innovando, hay muchas cosas (como comentaba otro día sobre los botijos) que no tienen porqué cambiarse, pero bueno eso es otra historia.

En fin cuando hay demasiada tormenta mental mejor no tener prisa, dejar fluir el tiempo y estar atento para cuando surja la idea, identificarla y darle forma. Y mientras tanto seguiré pensando, haciendo y animando a hacer, pero disfrutando del camino.

Salud, Amor y Suerte.
@robergonpane