lunes, 4 de junio de 2012

El chiste del elefante esférico

Cuentan que un rey quería saber el volumen de un elefante que había cazado (y no tiene que ver nada con el último evento del Rey de España, es una pura coincidencia) y se lo encargó a un matemático que inmediatamente tomó medidas al elefante, parametrizó su superficie y usando un potente ordenador calculo una función tridimensional con la cual calculó le volumen con una integral triple y un error inferior al 0,1 %

Pero el matemático tardó demasiado, el Rey no quería tanta exactitud pero sí que necesitaba algo más rápido. Así que le encargó el trabajo a un físico el cual mandó que graduaran la piscina de palacio para convertirla en una enorme probeta en la cual introduciría al elefante y calcularía su volumen gracias al aumento del nivel de la piscina. El Rey se mostró asombrado pues aunque el error subiría al 1% una vez dibujada la escala en la piscina sería rápido... pero claro había que vaciar la piscina, pintar la escala, esperar a que se secara y lo más importante, había que meter al elefante por completo en el agua y luego sacarlo.

El Rey desesperado porque no encontraba la solución rápida y barata a su problema, terminó recurriendo a uno de sus ingenieros, ante el estupor de sus asesores científicos que murmuraban ¡que escándalo vamos a acabar en manos de ingenieros!

El Rey le preguntó al ingeniero que cuanto tiempo y dinero podría costar calcular el volumen del elefante... y el ingeniero al minuto le dijo: suponiendo un elefante de cuerpo y cabeza esféricos, patas cilíndricas y trompa troncocónica... si me acepta un error del +/- 10% yo diría que unos ocho metros cúbicos.

Moraleja, para hacer algo no es tan importante el método seguido como que el resultado sea razonablemente satisfactorio y se consiga a un precio y en un tiempo que los interesados puedan asumir. Y muy importante, no confundamos esto con aquello de que el fin justifica los medios pues no tiene nada que ver.

Rober Gonpane