Pero el matemático tardó demasiado, el Rey no quería tanta exactitud pero sí que necesitaba algo más rápido. Así que le encargó el trabajo a un físico el cual mandó que graduaran la piscina de palacio para convertirla en una enorme probeta en la cual introduciría al elefante y calcularía su volumen gracias al aumento del nivel de la piscina. El Rey se mostró asombrado pues aunque el error subiría al 1% una vez dibujada la escala en la piscina sería rápido... pero claro había que vaciar la piscina, pintar la escala, esperar a que se secara y lo más importante, había que meter al elefante por completo en el agua y luego sacarlo.
El Rey desesperado porque no encontraba la solución rápida y barata a su problema, terminó recurriendo a uno de sus ingenieros, ante el estupor de sus asesores científicos que murmuraban ¡que escándalo vamos a acabar en manos de ingenieros!
El Rey le preguntó al ingeniero que cuanto tiempo y dinero podría costar calcular el volumen del elefante... y el ingeniero al minuto le dijo: suponiendo un elefante de cuerpo y cabeza esféricos, patas cilíndricas y trompa troncocónica... si me acepta un error del +/- 10% yo diría que unos ocho metros cúbicos.
Moraleja, para hacer algo no es tan importante el método seguido como que el resultado sea razonablemente satisfactorio y se consiga a un precio y en un tiempo que los interesados puedan asumir. Y muy importante, no confundamos esto con aquello de que el fin justifica los medios pues no tiene nada que ver.
Rober Gonpane