jueves, 20 de enero de 2011

Las crisis, sus palabrejas y sus peligros


Si la crisis de los 70 fue del tipo de "estanflación" (stagflaction en inglés ) o lo que es lo mismo "estancamiento económico con elevados índices de paro y alta inflación"; la actual crisis amenazó con ser del tipo "estan-deflación" (stag-deflaction) que es una situación en la que la economía se "estanca" (stagnates) mientras que los precios de los bienes y servicios se deprecian por la contracción del crédito y la escasez de oferta monetaria. Dicen los expertos que este escenario todavía es más pernicioso y de ahí vienen los esfuerzos (o la cara dura según se mire) de la reserva federal americana y en menor medida del BCE, que imprimen más y más miles de millones de dolares y euros ("expansión monetaria cuantitativa" QE Quantitative Easing) a base de inflar la burbuja de las deudas soberanas de los países; principalmente la americana.

El Dolar y la deuda americana que es hoy lo que a lo largo de la mayor parte de la historia fue el oro: el respaldo de todo el sistema monetario internacional. Pero el problema es que a falta de nuevos yacimientos como el que supuso por ejemplo el descubrimiento del oro y la plata de América hace cinco siglos para la expansión comercial de Europa (que no evitaron España tuviera que declararse en banca rota en varias ocasiones); la única manera de respaldar todas las nuevas ampliaciones de la masa monetaria (o sea las nuevas y masivas impresiones de billetes) es emitir más y más deuda... Claro que puede que "algún día alguien, en algún sitio" se atreva a bajar su clasificación a la categoría de "papel basura", al igual que hace poco las famosas agencias de "raiting" (todas americanas y por supuesto "sin favoritismos hacia ningún país") hicieron con la deuda de Irlanda. 

Pero estos aumentos del la masa monetaria no se están traduciendo en más créditos a particulares y empresas, sino en más dinero para la especulación internacional organizada. Es decir que los bancos que acceden (en un símil comercial, los bancos centrales serían la fábrica y los bancos son los distribuidores mayoristas) a este dinero nuevo que se imprime, lo usan únicamente para arreglar sus balances y confiarlo a financieras transnacionales que especulan con bienes y servicios principalmente en los países emergentes y en aquellos muy ricos en materias primas.

Si la deflación asusta tanto es porque no estamos acostumbrados a vivir con ella; parece antinatural que los bienes y servicios puedan ser más baratos con el paso del tiempo pues generalmente siempre ha sido al contrario (hay excepciones claras como la electrónica por motivos de avances tecnológicos). Con una inflación moderada la economía crece, no solo por crecimiento vegetativo de la población y por tanto del consumo, sino porque si no produces para generar más riquezas, las que ya tienen se van devaluando con el tiempo pues cada vez tienen menor poder adquisitivo, en otras palabras hay que poner a trabajar el dinero, invirtiendo o especulando. Por esto la estanflación se considera un estado de crisis de la oferta, porque la inflación solo es deseable si es moderada y relacionada con el crecimiento o calentamiento de la economía (ya sea real o especulativo).

En una economía en deflacción la lógica capitalista aconsejaría no invertir en nada porque el mes siguiente se podrá comprar más barato y esto en teoría debería paraliza la economía productiva al caer la demanda por estar los consumidores a la expectativa de lo que va a pasar. Solo es admisible que los precios de los bienes y servicios bajen si es porque mejora la oferta por la competencia, pero esto necesita un aumento de la producción porque de otro modo, termina por no llegar para tantos competidores. Pero en cualquier caso en un mercado con los precios en deflación (rebajas continuas) tarde o temprano llega la saturación y el crecimiento es imposible y la economía termina estancándose y después la producción se desploma como ocurrió en la crisis del 29 cuando la producción industrial se redujo en un 40% y el comercio internacional cayó a la mitad en solo tres años. Además en aquel periodo se produjo una gran inestabilidad monetaria y especulación con el oro, que culminó a final del verano de 1931 con la salida del Banco de Inglaterra del patrón oro, que ya habían tenido que abandonar antes Alemania, Austria y otros países centroeuropeos. Está claro que los especuladores internacionales actuales han aprendido de sus padres y abuelos pues desde que la globalización del capital fue un hecho, tienen todos los ases en su manga; ahora además tienen potentes ordenadores que son capaces de especular 24 horas al día y 365 días al año.

Si las QEs "expansiones monetarias cuantitativas" (o incrementos de la masa monetaria circulante) no llegaran a ser suficientes, no fueran creíbles y/o se siguieran usando mal; quizá tengamos finalmente que afrontar la devaluación generalizada de los  bienes y servicios que tanto temen sobre todo los que tienen mucho acumulado, como son los bancos. La alternativa a esta depreciación interna del valor de los bienes y servicios (y por tanto de los sueldos y de los servicios sociales de los estados del bienestar ¡que tanto encarecen todo!) sería una devaluación de la moneda lo que de cara al exterior tiene el mismo efecto. Pero ahora con el Euro los países Europeos no tienen esa posibilidad. EEUU pretende con las inyecciones masivas de dólares para comprar deuda americana, conseguir una devaluación inducida del Dolar ya que no puede forzarla como lo hizo con los acuerdos del Plaza de 1985, o la de 1971 cuando se acabó con la relación oro-dolar. Ahora la situación es mucho más complicada porque frente al Dolar no hay muchas pequeñas monedas europeas como en 1985, sino un Euro que no se puede permitir apreciarse significativamente contra el Dolar porque eso arruinaría la salida Europea de la crisis. El Yuan, el Yen, la Libra, el Real Brasileño y el resto de monedas del sistema monetario internacional, tampoco parecen dispuestas a aceptar una apreciación importante contra el Dolar y todas están poniendo barreras a la misma para contrarrestar la entrada de los dolares calientes de las QEs que lejos de considerarse inversión extranjera, son simples generadoras de burbujas especulativas.

Se podría decir que el mundo está ya escarmentado de este tipo de movimientos de la reserva federal americana y tanto Europa como los BRICs (Brasil, Rusia, India y China) como muchos países emergentes, no están dispuestos a cruzarse de brazos. Estamos pues ya probablemente en una batalla monetaria global de resultados impredecibles, pero no tomemos esto como una batalla contra el imperialismo Yanki (costumbre muy arraigada en la Izquierda) porque olvidemos que si el Imperio cae, nos cae encima. Hablar claramente de que es imprescindible una devaluación importante de la divisa americana que sigue siendo la moneda usada en más de la mitad de las transacciones comerciales del mundo, podría provocar un auténtico colapso del Dolar y por tanto de todo el sistema monetario internacional. Algo así provocaría una recesión global muy profunda porque el comercio prácticamente se paralizaría hasta que se volviera a conseguir un equilibrio razonable.

Así pues quizá haya que tragar algún sapo y buscar una reforma razonablemente justa del sistema monetario internacional; por muy injusto que sea que tengamos que tragarnos un sapo que otros han criado. Lo que especialmente tenemos que defender en Europa es que esta reforma no implique el fin de los Estados del Bienestar que tanta sangre constó construir. No debemos olvidar que esta crisis no solo es económica y financiera; es una crisis sistémica del sistema capitalista y por tanto se está dirimiendo una verdadera contienda entre modelos sociales bien distintos: de un lado el capitalismo neoliberal global que ha permitido la especulación sin límites que casi rompe por completo el sistema; y del otro una concepción del mundo en el que el capitalismo global tiene que cumplir unas reglas con el objeto de salvaguardar el bienestar de la ciudadanía. De esta segunda concepción del mundo, la Europa Social sería con todas sus imperfecciones el ejemplo más significativo, de ahí que los ataques de "los mercados" a las zonas más débiles de la Eurozona sean tan notorios.

Volviendo a España, los expertos han dicho mil veces que no se puede comparar el caso Español con el Griego, el Irlandés o el Portugués (comparando así por la negación y provocando igual daño pues tales aclaraciones preocupan igualmente a los asustadizos mercados, lo que hace subir inmediatamente nuestra "prima de riesgo" encareciendo los préstamos que el Gobierno y las Empresas buscan en los mercados). Pero una cosa está clara con la especulación sobre la deuda pública española; lo que preocupa realmente es la deuda privada ya que como ha explicado el Gobierno muchas veces sin que nadie se entere, la deuda pública de España es de las más bajas, un 20% menor que la media europea. Lo malo es que la deuda privada (principalmente de bancos y cajas de ahorro así como de grandes compañías sobre todo las implicadas en la construcción) aunque con mucha disparidad de cifras según las fuentes, parece claro que al menos es tres veces nuestro supuesto PIB (que no olvidéis que es un índice falso y tendencioso).

Además nuestros bancos valoran sus activos inmobiliarios a precios de compra y los alemanes (en lo que es una prueba de lo inviable de una Eurozona sin política fiscal y económica común) los valoran a precio actual, pues temen que la enorme deuda que los bancos españoles tienen con los bancos franceses y alemanes principalmente, no sea tan segura como parece. Esto unido a la costumbre Neoliberal de privatizar beneficios y socializar las pérdidas, hace que los mercados teman que la deuda privada Española termine por ser pública (1); como ya pasó en Irlanda al quebrar sus principales bancos y tener que acudir su gobierno al rescate. Irlanda, paradigma del neoliberalismo económico (que logró el milagro de tener uno de los PIB per cápita a paridad de poder adquisitivo más alto del mundo, por delante incluso de países como EEUU o Alemania) como decía más arriba, tiene clasificada su deuda soberana como "papel basura" en los mercados internacionales.

Si finalmente nuestra deflación interior no solo afecta a los sueldos de lo trabajadores y a la contracción del estado del bienestar (que es lo que pretenden los recortes que impone el BCE y el FMI a los Gobiernos Europeos), sino que también afecta a la valoración de sus empresas, infraestructuras, servicios y sobre todo a la valoración de los bienes raíces que fueron el corazón de la burbuja, es decir la construcción y suelo edificable; entonces es probable que el castillo de naipes termine por derrumbarse del todo. (1)

Si el valor de mi única vivienda se desploma a la mitad o si se duplica, yo voy a tener que seguir haciendo lo mismo con ella; vivir dentro con mi familia. Si se duplica es cierto que tendría la opción de venderla y inventarme una nueva vida; pero con toda probabilidad no lo haría. Si cae a la mitad su valor será menor que el de la hipoteca, pero nosotros seguiremos haciendo lo mismo, pagando todos lo meses y usándola a diario. Mis hijos en cambio tendrían un futuro más fácil si las viviendas volvieran a tener un precio más razonable, porque no nos olvidemos, a todos los que no son propietarios por su juventud o porque optaron por el alquiler, el que se hunda el mercado inmobiliario es una gran ventaja salvo por un motivo: que podría ser la excusa para que los que tienen la sartén por el mango, al ver desplomarse el castillo de naipes que han construido, quizá prefieran romper del todo la baraja. Y no nos llamemos a engaños, si hay una inundación, cuando a los poderosos les llega el agua al cuello es que ya muchos de los más desfavorecidos han muerto ahogados.

Saludos Socialistas,
robergonpane

(1) Esto lo escribí ayer, y hoy me despierto con la noticia de que la patronal de la construcción (o algo parecido), había ofrecido al Gobierno el crear una especie de agencia estatal de la vivienda para absorber el stock de vivienda sin vender que se cifra en más de 350.000 viviendas. La propuesta la había rechazado el Gobierno pero se habían creado varias comisiones mixtas para buscar una solución... por supuesto he saltado de la cama con un cabreo enorme pues intuyo que este es el camino para hacer públicas las deudas privadas. Por si fuera poco después dicen que la Comisión Europea prepara una nueva ronda de pruebas de "stress" para las entidades financieras europeas, más exhaustivas que las del año pasado. O sea que si el sector financiero Español no asume las pérdidas que supone aceptar la depreciación de su enorme stock de viviendas y suelo, no va a pasar los test pues sus balances no se los van a creer y eso España no puede permitírselo porque inmediatamente seríamos carne de "rescate". Así pues en breve parecerá que la única opción es sacar de las cuentas de los bancos todos el excedente a un precio que no fastidie sus balances para que posteriormente, si finalmente hay que asumir la devaluación de esos activos inmobiliarios, lo hagamos entre todos los Españoles a base de deuda pública. Y claro pasados unos meses como ya hemos visto en 2010, los recortes del Estado del Bienestar serán una necesidad imperiosa, habida cuenta del descontrolado déficit público... la genial sencillez de la maniobra de engaño es solo comparable a su perversión. 

Esperemos que el Gobierno pueda mantener las palabras de hoy del Ministro Pepe Blanco: "Tenemos que buscar todos soluciones, pero en ningún caso se puede trasladar al sector público un problema que es del sector privado"  http://www.europapress.es/economia/noticia-fomento-busca-paises-dispuestos-invertir-inmuebles-espana-20110119195248.html