...De nada sirve quejarse de la realidad pues esta es la que es, nos guste o no. Si es buena hay que disfrutarla; si es mala hay que tratar de minimizar sus consecuencias; si simplemente genera más trabajo obligatorio del deseable (si aceptemos llamar trabajo a los que son optativos), hay que asumirlo con responsabilidad y con la mayor dósis de alegría que nos sea posible aportar.
Pasan los años sin parar ni un instante,
y los recuerdos se hunden en un mar de olvido.
Vivimos en la playa al filo del presente,
a la espalda el inmenso mar de lo vivido
y la tierra incógnita del futuro al frente:
- esperando un mañana que no recodará nuestro rostro;
- temiendo olvidar y ser olvidados;
- atesorando vida en un cofre sin fondo de recuerdos;
- intentando entender un presente que debiera ser nuestro.
Pero no tenemos tiempo de ser pesimistas:
- no nos lo podemos permitir y no nos lo perdonarán;
- no se lo merecen los que en el futuro nos sucederán,
- no es justo con los que antes lucharon y ya no están.