jueves, 4 de agosto de 2011

Súbditos de la deuda


En estos días en los que tenemos la palabra deuda hasta en la sopa, he recuperado entre los papeles de mi padre este curioso póster conmemorativo de los 500 años de emisiones de deuda del tesoro; o sea que España emite deuda pública desde antes de ser España; ¡ya podían valorar los Mercados nuestra solera como emisores de deuda en lugar de ponernos al borde del abismo con su desconfianza!


Claro que en realidad nosotros no somos el objetivo principal, la verdadera victima de todos estos ataques es el Euro y si somos un poco mal pensados, el modelo Social Europeo. Lo que los movimientos de los trabajadores habían logrado durante los últimos siglos, se cede ahora voluntariamente por la servidumbre de la deuda, que se ha convertido en el arma de control del descontento social. 

La teoría es sencilla:

  • conseguir la paz social cumpliendo las reivindicaciones laborales de los trabajadores y ofreciéndoles un Estado del Bienestar que les permita desarrollarse, es muy caro e inestable; 
  • es mucho mejor que suficientes trabajadores estén hipotecados y trabajen convencidos de que podrán llegar a comprar su propio bienestar. De esta forma no solo serán dóciles para seguir cobrando el salario y pagando sus deudas, además evitarán que entre sus compañeros, propietarios o no, se divulguen los movimientos subversivos que pudieran poner en peligro la producción y sus sueldos. 

Y así gracias a la deuda, la paz social es posible entre súbditos resignados, que olvidan sus derechos ciudadanos consumiendo y trabajando sin cesar y sin tiempo de pensar.

Este artículo de El País de hace unos meses explica como la presión sobre el mercado secundario de deuda influye también el tipo de interés que tienen que pagar las nuevas emisiones.
 ¿Qué es la prima de riesgo y cómo funciona?

Parece claro que si quiero acudir una emisión de nueva deuda del Tesoro Público y soy uno de esos "honrados inversores" que solo buscan la mejor rentabilidad y manejo miles de millones de euros en bonos más antiguos y de menor rentabilidad; me conviene poner los más antiguos en venta para cambiarlos por bonos alemanes "más seguros". Con esto el diferencial o prima de riesgo de España crece (se devalúa el bono español y se revaloriza el alemán) y así conseguimos que los nuevos bonos españoles que compremos tengan una mayor rentabilidad durante todos sus años de vigencia. 

Esto es al menos  lo que entiendo yo de este indecente negocio, aunque me quedan dudas sobre otros efectos que pueda tener el alza de la prima de riesgo de nuestra deuda en el mercado secundario. Por ejemplo si yo tengo un bono a diez años con vencimiento 2015 con una rentabilidad de, por ejemplo el 3%, lo único que pierdo con la subida de la "maldita prima" es liquidez (porque nadie me compraría mi bono en el mercado secundario sin que le descontara el diferencial con el actual) y la oportunidad de ganar más con mi dinero que está prisionero en el bono. Pero si no tengo que vender porque soy realmente un honrado y tranquilo inversor, o porque soy un gestor de una financiera que prefiere la estabilidad al riesgo: mientras no suban los tipos de interés mis bonos siguen siendo razonablemente rentables ¿o hay algo más que los haga tan indeseables? 


En cualquier caso para terminar la reflexión, estaréis de acuerdo conmigo a que vivíamos mejor cuando la prima de riesgo no era tan famosa. Si queremos dejar de depender de esta "primita" lo mejor es que dejemos de ser súbditos de la deuda y que los Estados no dependan de los prestamos que el Poder Económico les da al comprar su deuda soberana. El camino para logar esto es evidente por mucho que traten de ocultarlo: subir los impuestos a los que les sobra tanto dinero. Hay mucha gente (aunque proporcionalmente son muy pocos) que tienen mucho más del que pueden gastar y que usan lo que les sobra para especular y hacer la vida imposible a todos los necesitan el dinero para vivir pues no cuentan más que con su trabajo. Su excedente, protegido por la condición de sagrada que tiene la propiedad privada, lo usan contra la mayoría para doblegar nuestra voluntad y limitar nuestra libertad, sometiéndonos de nuevo a su voluntad mediante la deuda.

La lucha de clases ya no es como antaño, pero vuelve a ser muy evidente. La concentración del Poder Económico es ahora tan grande y tiene tantos medios de manipulación de masas a su servicio, que hará falta una ciudadanía muy concienciada para empujar al Poder Político a la lucha por la redistribución de la riqueza, que la Globalización Neoliberal ha puesto más que nunca en manos de la banca y las multinacionales.

Saludos,

Rober Gonpane