domingo, 9 de abril de 2017

Libertad y Dependencia, Utopía y Realidad

Por el título de esta entrada podría parecer que me planteo hacer una sesuda disertación sobre conceptos complejos y subjetivos como los que las cuatro palabras representan. Pero no, tranquilos que no es mi intención aburrir a nadie.

Solo quiero poner juntas estás cuatro palabras para reflexionar sobre la relación entre las palabras del primer par y las del segundo, que destaca con el sentido opuesto de cada una de las palabras de cada pareja. Quizá no sea exactamente así porque la Utopía no es siempre lo contrario de la Realidad y la Libertad no es necesariamente lo opuesto a la Dependencia. Y por supuesto la Libertad no tiene porqué ser una Utopía y la Dependencia no es siempre la Realidad.

Sin embargo recientemente en una discusión en mi trabajo sobre la relación entre clientes y proveedores, me vino a la cabeza una reflexión sobre la Libertad y la Dependencia que tomó forma en mi cabeza en base a una explicación que escuché de Yayo Herrero el año pasado durante la presentación de un libro tan interesante como preocupante: "La Naturaleza es un campo de batalla" de Razmig Keucheyan y editado por Clave Intelectual.

Yayo hablando de las raíces antropológicas de la sociedad humana, criticaba el individualismo Capitalista y consumista por antinatural y contrario a los fundamentos de las sociedades humanas, concebidas en base a la necesaria interdependencia transversal entre todos los individuos que la forman. Lo hacía además desde una perspectiva feminista muy coherente con el papel de la mujer como la parte de la humanidad más comprometida con la Dependencia desde el mismo momento del nacimiento.

Ciertamente la Libertad es casi una Utopía que anhelamos todos de forma consciente o inconsciente, y con mayor o menor empeño según las circunstancias de cada uno. La Soberbia y el Orgullo (quizá los "pecados capitales" que más daño hacen a la Humanidad) son a menudo los más potentes impulsores de la búsqueda de una Libertad mal entendida, precisamente por considerarla lo más opuesto a la Dependencia.

Sin embargo la verdadera Libertad se alcanza cuando con serenidad y humildad se acepta la condición en esencia dependiente del ser humano. Una dependencia transversal que abarca desde el nacimiento hasta la muerte, y tanto más cuando tienes la suerte de alcanzar avanzadas edades que merman tus facultades físicas y mentales hasta hacerte tan dependiente como un bebé.

En ese espacio de vida que va desde que dejamos de ser niños dependientes por completo de nuestros progenitores, hasta que somos ancianos y no nos valemos por nuestros medios, las personas con plena autonomía personal disfrutamos de placenteros espejismos de Libertad, pero en realidad siempre dependemos de algo o de alguien.

Y por supuesto en el mundo de la empresa y en cualquier ámbito, está interdependencia lo impregna todo y por ello, enlazando con la discusión laboral que antes citaba, creo que el cliente inteligente debe también cuidar a su proveedor pues aunque haya muchos otros proveedores alternativos, presionar innecesariamente a quién te suministra algo que necesitas, no es lo más inteligente.

Pero volviendo al sentido más  humano y personal  y del asunto, se acaba de cumplir un año de la muerte de mi madre y sus últimos meses, no muchos afortunadamente, sufrió con más aplomo de lo que nunca hubiera pensado, una situación de dependencia casi total que me hizo reflexionar mucho sobre esta palabra que tanto se escucha y que casi nadie entiende en su toda su verdadera dimensión.

Parece un chiste, bueno de hecho una vez lo escuché como tal, pero es cierto que cuando somos bebés y vamos creciendo nuestro primer gran objetivo es no hacernos nuestras necesidades en los pañales, e irónicamente cuando llegas a anciano este en principio sencillo objetivo, vuelve a convertirse en tu mayor logro y prueba de independencia.

Hace poco más de un año y dos meses mi madre estaba el hospital y como no podía levantare sola de la cama, la dijeron que si tenía que ir al baño se lo hiciera en el pañal porque no podían ir a levantarla cada vez que lo necesitara. Me pareció una terrible humillación que afortunadamente no tuvo lugar porque nos turnamos sus hijos e hijas para que no tuviera que resignarse a ello, y porque además​ ella sacó sus últimas fuerzas para volver poder dar los pocos pasos que eran necesarios para cubrir la distancia de la cama al baño; que parecía en principio interminable.

Entiendo que los recortes de personal y recursos en sanidad impiden una atención tan personalizada y que además, las personas mayores se pueden obsesionar mucho con la necesidad de ir al baño con frecuencia. Pero a un ser humano capaz de controlar sus esfínteres y con voluntad para levantarse a hacer sus necesidades al baño, nunca se le debería decir que por falta de ayuda es mejor que vuelva a su más temprana infancia y que sin dejar de ser la persona adulta que es, eche por tierra voluntariamente aquel logro que obtuvo de bebé cuando dejó atrás los pañales.

Una muerte digna es también que te permitan mantener tu dignidad en los últimos momentos de la vida. Porque sentirte dependiente pero querido y con dignidad, "noeslomismo"  que serlo y que encima te hagan sentir que solo eres un estorbo que requiere constantes y desagradables atenciones.

Salud, Amor y Suerte.
@robergonpane
P.D. Me encanta esta foto para ilustrar esta entrada, pero desgraciadamente es de una filial de la agencia de calificación de riesgos financieros Deloitte... y a estas agencias ya las he clalificado muchas veces en este blog.
Traducción del texto de la foto: El ecosistema de la libertad. Como el poder de la colaboración puede ayudar a parar la moderna esclavitud... Sin duda toda una ironía propia de una estudiada política de Responsabilidad Social Corporativa de Deloitte para mejorar su imagen.