lunes, 20 de marzo de 2017

¿Quién se acuerda y a quién le importa?

Yo estaba en mi primer curso de universidad, pero no recuerdo​ participar en aquellas protestas de hace 30 años, quizá porque estudiaba en una escuela técnica demasiado sería y aburrida y además las ingenierías ya habían tenido bastantes huelgas el año anterior por la Ley de atribuciones. Como no acordarse del Cojo Manteca, al que quisieron hacer estereotipo de una generación de jóvenes decadentes y violentos con la que nunca me identifiqué, aunque solo fuera por lo de destruir mobiliario urbano como absurdo método de protesta.

Pero he de reconocer que al ver una noticia sobre aquellas manifestaciones de estudiantes y leer la historia del tristemente famoso Cojo Manteca,  me ha invadido una profunda tristeza.

Yo tuve amigos que podían parecerse a él en la indumentaria punk o de otras muchas tribus urbanas que había, pero la inmensa mayoría ni íbamos disfrazados ni caímos en las drogas y el alcohol (como a veces parece al hablar de los 80) y en unos años nos convertimos en los JASP que tras Barcelona 92 nos comimos la primera gran crisis de la post-guerra fría.

Porque sí, efectivamente el muro de Berlín había caído y se vislumbraba un mundo maravilloso lleno de oportunidades con una economía globalizada que traería prosperidad y felicidad a todos los rincones del Mundo.

Ahora sabemos que todas aquellas promesas eran falsas y he visto como todas las siguientes generaciones de jóvenes cada vez lo han ido teniendo más difícil aunque obnubilados por las nuevas tecnologías no se dieran ni cuenta hasta hace unos pocos años.

Y ahora como padre de adolescentes miro al futuro con preocupación porque lo más probable es que vivan peor que nosotros. Pero no me quejo porque yo en 1996 estaba trabajando, con mi carrera terminada y a punto de formar una familia; el Cojo mantecas (como otros muchos aunque pocos respecto del total) no tuvo tanta suerte (o la busco por caminos equivocados) y en ese año pasó del lado más canalla de la vida a una triste muerte, perdiéndose todos los maravillosos años que yo he vivido.

Salud, Amor y Suerte
@robergonpane