La Crisis que vivimos es mucho más que una crisis económica o financiera; sobre todo es una guerra entre modelos sociales incompatibles. El logo del encabezado es una representación gráfica de esta guerra soterrada. Las tres grandes imprentas de dinero que hay actualmente son la de EEUU (dólar $) la de Europa (euro €) y la de China (¥ Yuan). El símbolo ¥ se usa también para el Yen Japonés pero cada vez se usa más para el Yuan Chino, del que nadie tiene dudas que cuando les convenga, tendrá en el mercado de divisas una importancia acorde con el tamaño de la economía y capacidad productiva China.
La República Popular China, es tan Socialista o Comunista como lo era la URSS; o sea un fraude total en ambos casos aunque con matices muy diferentes que no viene al caso destacar. De lo que no hay duda es que China es hoy pese a su régimen Comunista de partido único, el ejemplo más claro de economía capitalista. Es más, podríamos decir que en las áreas de desarrollo económico supuestamente dirigidas por el Gobierno, se han llevado a cabo los experimentos más exitosos de desarrollo del capitalismo puro y duro. El capital de todos los rincones del mundo se ha movido en los últimos 20 años a China, hasta convertirla en la autentica fábrica del mundo, con un porcentaje de la producción industrial global solo comparable (en unas circunstancia muy distintas) al que tuvo EEUU tras la II Guerra Mundial.
Esto ha sido posible porque el partido Comunista Chino, vio en este “relajamiento” de sus principios Maoístas, la única salida del subdesarrollo histórico Chino. Querían atraer al Capital internacional y desde luego tuvieron un éxito impresionante. El futuro de China condicionará el del resto del mundo pero no vamos a seguir hablando de China porque es algo demasiado complejo y no tiene mucho sentido.
El caso es que el viejo orden del Dólar, parece agotado y el joven Euro no parece que vaya a poder ni ocupar su lugar ni siquiera ayudarle a mantener una posición dominante. Es más, me temo que Dólar y Yuan por razones obvias tenderán a repartirse el mundo y el Euro en este reparto no es más que un problema.
Por eso el logo del encabezado muestra el Euro en medio de las otras dos y finalmente tachado; porque creo que ese es el propósito de la Corporatocracia y la Gran Banca internacionales, como ya hemos visto en los ataques a la divisa Europea de la primavera pasada. Y no es que el Euro y el Banco Central Europeo que lo emite, sean incompatibles con el sistema establecido. El problema es la asociación entre Euro y Europa por lo que significa Europa desde el punto de vista de modelo social; el declive de la joven moneda única Europea es también el principio del fin del modelo Social Europeo, de los Estados del Bienestar que tanta sangre costó construir.
EEUU tiene un razonable estado del bienestar, pero no está a la altura del modelo Europeo. China aunque solo sea por coherencia con sus fundamentos ideológicos también tiene una preocupación por su pueblo y su primer paso fue erradicar el hambre, después industrializar y ahora tienen en marcha un inmenso programa para crear un sistema sanitario público e infraestructuras que puedan sacar a la China profunda de su subdesarrollo. Pero no nos engañemos, acaban de iniciar un nuevo censo de población y se espera que se acerque a los 1500 millones de habitantes… por mucho que crezca el bienestar de la población China, con lo vendida que está a las multinacionales pasarán décadas hasta que pueda parecerse en algo al modelo Europeo.
Por tanto la anomalía que representan los estados del bienestar Europeos que conocemos, están destinados a ser en pocas décadas, meras referencias en los libros de historia. Esto unido al constatado fracaso y perversión de los regímenes supuestamente Socialistas o Comunistas, se configura como una victoria definitiva del Capitalismo.
Nuestro Estado de Bienestar es fruto del esfuerzo de hombres y mujeres del pasado, que sufrieron crisis mucho peores y peligrosas de la que sufrimos ahora. Antaño se jugaban la vida y la crisis llevaba cuando menos el hambre a sus familias. Hoy salvo para los parados que realmente lo están pasando mal, todavía la mayoría teme una pérdida en su poder adquisitivo. Y es que ahora somos básicamente consumidores, así han doblegado nuestro espíritu luchador, nuestra conciencia de ciudadanos.
Pero el valor de los seres humanos no depende de su capacidad de consumo y su rentabilidad productiva. Por tanto el fundamento de los derechos de la ciudadanía, no puede depender de estos absurdos parámetros. El modelo Europeo (cada vez más precario en Europa) es el único que reconoce al ser humano derechos más allá de sus capacidades como productor y consumidor. Los “otros modelos” solo aceptan unos mínimos derechos no ligados a la rentabilidad económica y no como Derechos por Ley, sino como prestaciones sociales circunstanciales o responsabilidad social corporativa; es decir lo que siempre se llamó Caridad.
Por eso tras tacharse el símbolo del Euro, aparece la calavera y los huesos cruzados, porque el fin del modelo Social Europeo es el triunfo del “Lado Oscuro”, de la Muerte; y en consecuencia un órdago a la grande para acabar con los sueños de una Justicia Económica y Social Global. Si los modelos Americano o Chino son los que nos esperan, entonces no seremos nunca más ciudadanos sino simplemente consumidores y se habrá hecho realidad la profecía del Apocalipsis, que advierte precisamente que el reinado del “AntiCristo” en la tierra, tendrá como elemento principal el que todos los habitantes se convirtieran en “consumidores…”
Apocalipsis 13/16-18: ... e hizo que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos, se les imprimiese una marca en la mano derecha y en la frente, y que nadie pudiese comprar o vender sino el que tuviera la marca, el nombre de la bestia o el número de su nombre. Aquí está la sabiduría. El que tenga inteligencia calcule el número de la bestia, porque es número de hombre. Su número es el seiscientos sesenta y seis.
La marca bien podría ser un chip implantado que garantizara nuestra identificación (por motivos de seguridad y control fiscal) y por supuesto nuestra capacidad de consumo (el triunfo definitivo del tanto tienes tanto vales). ¿Quién no querrá tener capacidad de consumo? ¿Quién no hará todo lo posible porque su “chip” le de los más altos niveles de poder adquisitivo?. Quizá sea aventurar mucho para un simple párrafo del Apocalipsis; pero en una cosa sí que estoy totalmente de acuerdo: el 666 es número de hombre ya que seguro que en un mundo dónde las mujeres tuvieran siquiera la mitad del poder de decisión que les corresponde por el porcentaje de la población que representan, no pasarían las cosas que pasan.
Pero si nuestro destino es ser simples consumidores productivos, al menos tendremos que exigir que el sistema nos deje consumir lo suficiente porque de lo contrario habría que reflexionar sobre lo siguiente:
"Es más beneficioso abandonar un derecho litigioso que pleitear, turbar la paz de las naciones y atizar el fuego de la guerra civil"
A esta afirmación con la que un pensador contemporáneo justificaba el respeto absoluto a la propiedad privada, contestaba Pierre Joseph Proudhon allá por 1840 lo siguiente:
Acepto, si se quiere esta razón en cuanto se me indemnice del perjuicio, permitiéndome vivir tranquilo. Pero si no consigo tal indemnización, ¿qué me importa a mí, proletario, la tranquilidad y la seguridad de los ricos? Me es tan indiferente el orden público como el saludo de los propietarios. Reclamo pues, que se me permita vivir (dignamente añadiría yo) trabajando, porque si no moriré combatiendo."
La Izquierda Europea que fue el origen de la rebelión contra el capital, se encuentra hoy desunida, dispersa y confundida. Reniega de sus orígenes porque han convencido a la mayoría de la población de que son ideas obsoletas, antiguas y que fracasaron ya en la Unión Soviética.
Estados fuertes, soberanos y con capacidad real de gobernar la economía para al menos obligar al sistema a que ofrezca a las personas una calidad de vida aceptable y además por derecho, es más de lo que podían soportar los Capitalistas. Por eso ahora se presentan como Neoconservadores o Liberales, porque necesitan consolidar su poder con la legitimidad moral que solo es posible con un buen lavado de cara y una minuciosa destrucción de la imagen del adversario. Pero en el fondo ofrecen lo mismo de siempre: la ley del más fuerte, el dominio de los poderosos sobre los débiles, la injusticia social institucionalizada.
Después de treinta años debilitando nuestros Estados frente a un mercado cada vez menos regulado, más complejo y más poderoso; ahora ya se encuentran preparados para asestar el golpe de gracia y acabar con la anomalía sistémica que representamos. Privatizarán la sanidad, la educación, el agua, las pensiones e incluso el ejército. Podremos trabajar 65 horas semanales tras "justo e igualitario pacto" entre trabajador y empresario (suprimidos ya los convenios colectivos) y nos conformaremos con una semana de vacaciones al año hasta que nos jubilemos pasados los 70 años.
Y mientras tanto parte de la Izquierda desertará, otra se quedará en casa y el resto se liará en absurdos debates. No aceptamos que estamos en Estado de Guerra liados en nuestras pequeñas guerras internas y contra los partidos Conservadores. Pero ahora no es cuestión de ideologías, no al menos en Europa. Todo Europeo sensato debiera defender nuestros Estados del Bienestar, mejor o peor gestionados, con un sesgo u otro pero sin pensar en desmantelarlos.
Ya se que después de leer esto no es fácil, pero recordemos lo de siempre: NO TENEMOS TIEMPO DE SER PESIMISTAS.
Saludos
Rober Gonpane