domingo, 2 de mayo de 2010

Agencias de calificacion

Es curioso que sigamos escuchando a estas empresas que no avisaron de la quiebra de Enron, ni de la estafa de WorldCom. Ni de la crisis de las puntocom. Ni alertaron de las hipotecas basura. Al contrario: les dieron nota alta. Y hasta casi la víspera de la quiebra de Lehman Brothers tanto Standard & Poor’s como Moody’s mantuvieron la calificación más alta para su cliente (Lehman).

Ha habido muchas ocasiones para comprobar que las agencias de calificación no son fiables al valorar los riesgos. Una subcomisión de investigación del Senado de Estados Unidos concluyó hace unos días que las firmas de calificación crediticia tenían conflictos de interés y han ignorado señales de fraude. Entre los documentos aparecía una conversación en la que un analista de Moody’s le decía a un banquero que la revisión del rating no se definiría hasta que “el tema de las comisiones” estuviera resuelto. Ese año, las agencias de calificación cobraron 6.000 millones de dólares, el doble que cinco años antes. Alimentan la especulación y determinan las políticas de los estados mucho más que los parlamentos nacionales.

Las agencias de calificación se forran cobrando de aquellos a los que evalúa y que nos ha dado una muestra tras otra sobre su poca credibilidad. Aunque para nosotros no tengan credibilidad alguna, ahí siguen, y forman parte de las reglas del juego. Porque de eso se trata: en estos dos años nadie ha tocado las reglas del juego, y por eso hoy soportamos el sarcasmo de que esas mismas agencias sean las que puntúan nuestra solvencia, nos castigan con una nota más baja y nos amenazan con futuras rebajas si no hacemos lo que ellos quieren (lo que el gobierno y la oposición llaman "hacer los deberes"). Puro matonismo financiero.

Esta semana, han valorado la deuda de Grecia al nivel de los bonos basura y las de Portugal y España han sido rebajadas a manos de Standard & Poor’s. Si Grecia quiebra se lo deberá a Standard & Poor’s, a la dejación de funciones de los políticos europeos y, especialmente, al Gobierno griego (al anterior) que engañó a todos con la ayuda de Goldman Sachs.

Me temo que hemos perdido la guerra antes de conseguir fijar una fecha para reunirnos y determinar si estamos siendo atacados. Espero que esto sirva de aprendizaje a los europeos de a pie.

Agustin

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