martes, 21 de diciembre de 2010

El fin de una utopía llamada Europa

El artículo ¿Dónde está Europa? de Ana Noguera que copio más abajo, habla de lo mismo que otros muchos que he leído y a algunos de los que yo mismo he escrito. Para mi esto es una gran alegría porque entiendo que para alguien que se informe en los medios convencionales, mis creencias sobre diversos aspectos de la crisis parecen propias de un loco visionario. Pero afortunadamente ya no es nada original decir que esta crisis es la escena final del descarado acose y derribo del modelo Social Europeo que comenzó hace décadas. 

No sé si será la crisis la causa, el origen o la excusa de este ataque, pero no me importa mucho porque el efecto es el mismo. Quizá simplemente hayan visto con la crisis la oportunidad excepcional para derrumbar de una vez y para siempre la Europa Social. Pero también puede ser que la crisis haya sido provocada por el Capitalismo precisamente para acabar con el modelo social europeo, que es el último vestigio del pacto al que de mala gana llegó con la Socialdemocracia para mantener la paz social en Europa y contener la amenaza Soviética. Esta última quizá sea una teoría demasiado Eurocéntrica, pero yo creo que ciertamente la Europa Social es un ejemplo nefasto potencialmente peligroso para el futuro del Capitalismo Neoliberal Globalizado. Por tanto es hasta cierto punto lógico que el Capitalismo considere necesario, para asegurar su perpetuidad y su condición de ideología única, que el modelo social europeo acabe antes de que pueda ser tomado como ejemplo en otras áreas del Planeta.

Si los Estados de Bienestar europeos son desmantelados sistemáticamente y demostrando al resto de la humanidad que son un absurdo insostenible y anacrónico en el mundo globalizado, la victoria del Capitalismo será absoluta y el mundo será inexorablemente convertido en un gran mercado para el comercio consumista, en el que las personas valdrán más o menos exclusivamente en virtud de su capacidad de trabajo y consumo.

Salvar el modelo Social Europeo es imprescindible para mantener viva la esperanza de que un mundo mejor para las personas es posible. Con todas sus imperfecciones los estados del bienestar europeos son lo más parecido a los sueños de justicia y libertad, por los que lucharon muchas generaciones de trabajador@s del pasado; peor además, aún en nuestros días, son una utopía para la mayor parte de la humanidad.

Y puestos a mirar el futuro, hay que buscar líderes con posibilidades reales de Gobernar y que a la vez sean fieles a los ideales Socialistas que hicieron posible la Europa Social; afortunadamente Tomás Gómez, Secretario General del PSM-PSOE y candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, no confunde la lealtad al Presidente Zapatero con la fidelidad a sus convicciones políticas. Su frase "los mercados no están para ser tranquilizados sino para ser gobernados por los gobiernos" ha sido una bocanada de aire fresco entre tanta pestilencia Neoliberal que inunda todas noticias económicas y políticas que se escuchan a diario en los medios de comunicación, casi todos comprometidos con el pensamiento único Capitalista.

Leed esta noticia sobre las declaraciones de Tomás que me pasa un compañero de Córdoba por el Facebook... no tiene desperdicio. 
También os pongo el link a la noticia en Europapress que lógicamente es menos entusiasta.

Bueno os dejo con el interesante artículo del que os hablaba antes.
robergonpane

¿Dónde está Europa? - Ana Noguera
http://www.attac.es/donde-esta-europa/
Para los que hemos sido europeístas convencidos y utópicos, que buscábamos la construcción de una comunidad universal con derechos básicos de ciudadanía, que caminábamos hacia Europa buscando la utopía de un proyecto común, cohesionado, solidario y, sobre todo, modélico como punta de iceberg para la evolución de un mundo mejor, acabamos de perder la brújula de nuestro camino.

Hace mucho tiempo que venimos advirtiendo que la construcción europea no era sólo económica, que por el camino nos habíamos dejado el alma de una Europa ciudadana, que no existía sentimiento de identidad europea, que fracasaba el proyecto político que diera solidez y cimientos a la casa común. No sólo el pegamento que nos unía era una moneda llamada euro: ¿acaso no debía haber algo más? Ése algo más que tan orgullosamente hemos defendido, que ha sido el motor de paz y progreso económico, social y cultural durante años, que constituye nuestra cultura europea se ha llamado Estado de Bienestar. No podemos comprender Europa sin unos derechos básicos, mínimos y universales que son los que han dado “razón de ser” a un proyecto que iba más allá de la suma de unas monedas.

¿Dónde estamos ahora? Nos hemos perdido en mitad de una crisis financiera, especulativa, voraz, sinvergüenza y egoísta que no ha generado el corazón de Europa sino el estómago de los especuladores.

Estamos ante un pulso entre el Mercado y la Política, entre los Estados y los especuladores, entre el “sálvese quien pueda” o el futuro de Europa. Porque, no nos equivoquemos, si este pulso lo ganan los mismos que crearon la crisis, imponiendo sus condiciones draconianas y burlescas, habremos sentenciado el fin de Europa.

Al inicio de la crisis actual, escuché una interesante conferencia del ex ministro Carlos Solchaga, quien decía que Europa se dejaría algunos jirones del Estado de Bienestar en la salida a esta crisis, que podrían recuperarse porque los derechos estaban asentados en su cultura social y política. Pero, cada día que pasa, pienso que aquella predicción era extremadamente optimista. Sinceramente creo que el pulso que estamos viviendo tiene consecuencias más drásticas, que incluso puede llevarse por delante la Europa que hemos defendido desde Keynes. Porque la amenaza no es sólo económica, quienes hablan en nombre del “mercado” como si fuera un ente extraterrestre con poderes sobrenaturales y cierta vocación teológica, que sobrepasa la razón y es una cuestión de fe, llevan al unísono un duro programa político y social de una revolución conservadora extrema.

Esta semana hemos vivido dos ataques que Europa (si aún existe) debe frenar de inmediato: el permiso “único” de inmigración y las valoraciones de la agencia Moody´s.

El permiso único de inmigración no es sólo una barbaridad en materia de xenofobia o discriminación, sino en el planteamiento de qué derechos laborales quedarán después para los trabajadores europeos. Al grito de: ¡es la única manera de no deslocalizar multinacionales! se exige deslocalizar a los trabajadores para que Europa se convierta en la receptora de mano de obra baratísima, en condiciones precarias, cercanas a la esclavitud. ¿Cómo ha podido llegar a plantearse una iniciativa así?

La segunda cuestión a reflexionar nos llega de la agencia Moody´s. ¿Qué autoridad tiene para poner en jaque a los Estados democráticos? ¿Y cuál es su grado de confianza y credibilidad? Se les exige a los gobiernos que muestren “confianza”, y la agencia que más errores ha podido cometer en las predicciones financieras y especulativas viene a dar instrucciones que rayan la injusticia, como es rebajar la sanidad y la educación.

¿De qué estamos hablando? ¿Qué locura se ha instalado para llegar al límite de poner en jaque a gobiernos democráticos arrastrando a la miseria a millones de ciudadanos europeos?

Pero para haber llegado a esta situación, ha habido una lluvia fina que ha ido calando durante años, permitiendo que algo podrido se instalara en Europa, en sus valores y cultura democrática, que ha sido el germen de la desafección ciudadana, que ha permitido a la corrupción campar a sus anchas. Y hoy mejor que nunca lo vemos simbolizado en un rostro que muestra cómo se puede atenazar, amordazar y degradar a la Democracia: Silvio Berlusconi.

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