sábado, 12 de mayo de 2012

Retórica para la devaluación interior

Ha sido muy oportuna la entrada previa sobre el artículo de Vicenç Navarro, en un día en el que un proveedor al que había reclamado el excesivo coste horario de unos trabajos de mantenimiento, me había dicho que "dejáramos a un lado la retórica y las reclamaciones para centrarnos en el trabajo a realizar". La verdad es que llevo trabajando muchos años en compras y producción y siempre ha sido una constante el tratar de reducir costes; pero es cierto que ahora hay muchos más argumentos para ello y se utilizan a diario, aunque a la larga estemos tirando piedras contra nuestro propio tejado.

Esto es parte de lo que le contesté y que le hizo pensar a mi proveedor que me había molestado su comentario previo; en absoluto fue así y aún al contrario pues me hizo reflexionar sobre mis retóricos argumentos para conseguir bajar los precios y lo que es más importante, sobre lo que en el fondo tal acción implica.

... En cuanto a la retórica me resisto a abandonarla, especialmente en algo desagradable como las reclamaciones pues aunque puedan ser igualmente duras, son siempre más amables y generalmente más eficaces si se usa el lenguaje adecuadamente. Nada más ingrato que ponerle precio al trabajo de otra persona, pero por desgracia con cada cosa que vendemos se valora indirectamente el esfuerzo de las personas que han contribuido a fabricarlo. Francamente creo que se venden muchos bienes y servicios a unos precios que deberían estar prohibidos. Son las cualidades del supuesto libre mercado en el que trabajamos, que nunca ha sido justo ni lo será y nunca se ha autoregulado y ni jamás lo hará. No dejes de ver el siguiente vídeo para comprobar que no todo lo que compramos cuesta lo que por ello pagamos.

Saludos
Rober Gonpane

P.D. Como no podía ser de otra manera, posteriormente insistí en la reducción de precios de igual modo que nuestros clientes exigen a mis compañeros de ventas precios cada vez más bajos por nuestros productos; ¿acaso no buscamos todos generalmente los mejores precios en nuestras compras?. Y así la rueda sigue y como ratones en su jaula la hacemos girar constantemente, conscientes de que si se paramos serán los más cercanos los que caigan.

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