jueves, 19 de mayo de 2011

la belleza está en los ojos que miran

En la mayoría de las cosas de la vida se aplica el dicho castellano “todo es según el color del cristal con que se mira”, aunque hoy que me siento optimista prefiero el titulo de este post.

En el movimiento del 15M pasa lo mismo. Algo tan heterogéneo que surge del profundo malestar de la gente se presta a enfocarlo desde prismas distintos. Unos verían más los carteles contra los políticos otros que no critican al político correcto. Otros pedían la “abstención activa” otros el “voto responsable”. Unos se miraban en Islandia otros en Egipto. Yo me propuse ver las cosas que me unían a este movimiento. Vi más jóvenes que en ninguna otra manifestación. Vi alegría, indignación, ganas de lucha pacifica. Vi cabreo por la usurpación de los poderes económicos de la democracia. Veía gente que quería que sus políticos les defendieran de la crisis de los financieros. Era un clamor la defensa de la sanidad y la educación publica.

En estos días me han preguntado ¿para qué son las protestas? Y efectivamente la dirección es difusa, cada uno llevamos nuestros ojos, indignación y esperanza.

Ahora que algo se mueve en este pais que creiamos dormido unos ven un complot de Rubalcaba para desestabilizar las elecciones, otros de la derecha para dividir a la izquierda. Cómo no va a estar la gente indignada si cuando se alza la voz por el malestar profundo se vuelve a mirar el árbol y no el bosque.

Esta mañana he tenido que explicar a mi hijo el porqué de todo esto. El porqué la gente puede ir a una manifestación que está prohibida. El porqué la gente está indignada con las grandes corporaciones que nos roban. El porqué la sanidad y la educación pública son fundamentales para la libertad. El porqué su futuro depende de que su colegio siga siendo público y gratuito, el porqué una élite no quiere que en su futuro no haya miedo...

Y entonces me ha dicho ¿y cómo podemos pararles?

Pues en eso estamos hijo.

Hasta la victoria siempre

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