domingo, 20 de mayo de 2012

ITF Global, la ONU y los Derechos Humanos

Después de tres años con la campaña por el Impuesto a las Transacciones Financiera, no pocas veces me han dicho que no había que darle tanta importancia, que al fin y al cabo no era más que un nuevo impuesto y que había muchas cosas más importantes. Es cierto que quizá de tanto enfatizar sobre sus efectos directos y los cambios que provocaría en el sistema financiero internacional; puede parecer que se sobrevaloran sus bondades y se olvida que hay otros muchos problemas que resolver.
El problema es que es difícil comprender la transcendencia del ITF pues analizando lo que técnicamente es y los efectos que provocaría, se puede fácilmente pasar por alto los motivos que lo hacen imprescindible. El ITF no es más que un instrumento o un arma para combatir los excesos del Capitalismo Financiero y sus negativos efectos para la humanidad. Pero a diferencia de otros instrumentos igualmente necesarios, este está perfectamente afinado y listo para empezar a tocar. En el símil bélico diríamos que es un proyectil armado que apunta directamente contra uno de los pilares del Sistema: los Mercados especulativos. Por tanto podríamos decir que el ITF no es un fin sino más bien un comienzo, la primera victoria de la ciudadanía sobre los Mercados en muchos años, la forma más eficaz de contrattacar en la guerra no declarada entre la economía real que sustenta el bienestar de las personas y la economía financiera especulativa que solo busca el crecimiento continuo de sus beneficios, sin importarle lo que pueda pasarle a la humanidad y al propio planeta.
No tengo remedio, ya me he puesto otra vez como si el ITF fuera lo más importante del mundo, pero claro hoy hay una razón y es que no me siento solo gracias a la noticia que he traducido y copiado más abajo, que como comprobaréis también relaciona el ITF con casi todos los grandes problemas del Mundo.
No es que la noticia exponga argumentos sobre el ITF que sean nuevos o mejores que otros; pero generalmente lo realmente importante no es lo qué se dice, ni cómo se dice, sino quién, dónde y cuándo se dice. Por eso es importante esta noticia, por el quién, el dónde y el cuándo. "Noeslomismo" que lo diga yo a que lo diga un grupo de expertos independientes de Naciones Unidas. "Noeslomismo" que lo cuente yo en una reunión de amigos o que se lo envíe por correo a mis sufridos contactos, a que este grupo de expertos se lo diga a los Ministros de Finanzas de la Unión Europea. Por supuesto "noeslomismo" si además está próxima una cumbre del G-8 o del G-20 en la que se reunirán los que "supuestamente" tienen capacidad de decisión sobre estas cosas...  y si pongo entre comillas "supuestamente" es porque estoy convencido de que donde realmente se decide el futuro de la ciudadanía es en el "B-20", que sería un buen nombre para las reuniones de Banqueros y Presidentes de corporaciones multinacionales.
Pero no nos pongamos pesimistas que el artículo no lo merece y si en el Mundo manda más el "B-20" que el G-20, es porque no hay una visible mayoría de la población que exija que se defiendan sus derechos fundamentales, en lugar de primar siempre la salud del sagrado Mercado Global. El ITF sería un eficaz primer paso para el cambio, pero por supuesto no acabaría por si solo con los Paraísos Fiscales, la banca en la sombra, la especulación con materias primas, el tráfico de armas, drogas y personas, el hambre… hay muchos los Jinetes del Apocalipsis cabalgando por el mundo y el ITF no podrá con todos, pero les haría daño y demostraría que son vulnerables.
Saludos
Rober Gonpane

G-8 / EU: "Un Impuesto a las Transacciones Financieras Global, es ahora más que nunca un imperativo para defender los derechos humanos."
GINEBRA (14 de Mayo 2012) – Aprovechando la reunión de los Ministros de Finanzas de la Unión Europea del 15 de Mayo, muy próxima a la reunión del G-8 en Camp David, un grupo de expertos independientes de las Naciones Unidas, han pedido a la UE que lidere la promoción de un Impuesto Global a las Transacciones Financieras para contrarrestar los costes de la persistente crisis económica y financiera, la crisis alimentaria y climática y para proteger en definitiva los derechos básicos de la humanidad.

Esto es lo que dijeron los expertos en pobreza extrema, alimentación, negocios, deuda externa y solidaridad internacional, apremiando a la UE a la vez que alabaron las propuestas para la implantación del ITF en la Eurozona:

"Cuando la crisis financiera ha provocado la pérdida de millones de puestos de trabajo, socializado las pérdidas de la banca y las grandes empresas, y ha producido significativos retrocesos en los derechos humanos a través de generalizadas medidas de austeridad presupuestaria; el ITF es una herramienta pragmática para proporcionar los recursos para que los Gobiernos puedan proteger y garantizar los derechos humanos de la población"
  "Los países de la Unión Europea deben asumir el liderazgo para iniciar el camino hacia lo que debería llegar a ser un Impuesto Global a las Transacciones Financieras".


Para la encargada de comunicación del grupo especial de expertos independientes de Naciones Unidas para la Pobreza Extrema y los Derechos Humanos, Magdalena Sepúlveda, "la oportunidad no debe ser desaprovechada; podría cubrir los agujeros de los déficits de los Gobiernos, pero debería ser canalizado para luchar contra la pobreza, corrigiendo las desigualdades que se agrandan co el crecimiento, y compensando a aquellos cuyas vidas han sido arruinadas por las consecuencias de la crisis económica global."

"Cuando el sector financiero no paga su parte, el resto de la sociedad debe hacerse cargo de la factura" dice Magdalena Sepúlveda. "Este es el momento álgido en el que los Gobiernos deben re-examinar los fundamentos redistributivos de la fiscalidad, para asegurar que los individuos más ricos y el sector financiero contribuyan de forma justa asumiendo sus impuestos."

Las estimaciones sugieren que incluso a su nivel más bajo, un ITF aplicado a nivel del G-20 podría suponer unos 48.000 millones de Dólares pudiendo alcanzar los 250.000 millones de Dólares con un nivel impositivo más razonable, con lo que realmente se contarían con recursos para contrarrestar los costes de la persistente crisis económica y financiera, la crisis alimentaria y climática y para proteger en definitiva los derechos básicos de la humanidad. Países como Corea del Sur han implementado ya impuestos de este tipo   de una forma no discriminatoria para elevar significativamente los recursos con los que proporcionar medios de conseguir el derecho al desarrollo. Además el ITF también estabilizaría los mercados financieros poniendo un freno a la especulación y mitigando el tipo de volatilidad que provocó la crisis financiera y alimentaria de 2008.

"Los precios de los alimentos han escalado a niveles peligrosos ya dos veces en los pasados cinco años, y podrían volver a hacerlo" advirtió el responsable de comunicación del grupo de expertos independiente de Naciones Unidad para el Derecho a la Alimentación, Olivier De Schutter. "El ITF reduciría el flujo de "dinero caliente" que mueve la especulación, conduce la inestabilidad de precios y pone en peligro el derecho a la alimentación a nivel global."

"Los Gobiernos deben actuar para impedir las reducciones de los derechos humanos inducidos originadas por las instituciones financieras privadas y construir un marco regulatorio fiable para el sector financiero," dijo Margaret Jungk, que actualmente lidera el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas de Negocios y Derechos Humanos. "A nivel Global,  el ITF puede desincentivar el excesivo nivel de especulación y asunción de riesgos, que han sido factores cruciales de la crisis financiera que ha provocado un tremendo daño al empleo y a los derechos humanos por todo el mundo."

"Un ITF global no es una bala de plata," advirtió el experto independiente de Naciones Unidas para la Deuda Externa y los Derechos Humanos, Cephas Lumina, "pero ayudaría a aliviar la carga de la deuda soberana acrecentada por la crisis financiera, equilibraría el peso impositivo disminuyendo la carga sobre los ciudadanos y haciendo pagar al sector que causó la crisis, y agradaría significativamente la capacidad de los Gobiernos de invertir en programas  económicos y sociales que se necesitan ya de forma desesperada".

"El ITF es una oportunidad para que los Gobiernos vayan más allá de la retórica en sus compromisos para un desarrollo sostenible, y para concretar sus nobles pronunciamientos sobre solidaridad," dijo la experta independiente de Naciones Unidas en Derechos Humanos y Solidaridad Internacionel, Virginia Dandan. "Los Gobiernos pueden y deben aprovechar la ocasión y trabajar juntos para  hacer realidad un ITF global que es posible  y es un paso significativo en la reducción de las asimetrías que impiden en la práctica el derecho al desarrollo."

"Un consenso global sobre un Impuesto a las Transacciones Financieras representaría una decisión histórica para hacer prioritarios a los que están en mayor desventaja y marginados y proporcionaría los medios para asistir a los países en desarrollo para que tengan en cuenta las obligaciones de asugurar los derechos a la plena realización económica, social y cultural," concluyó la encargada de comunicación del grupo especial de expertos independientes de Naciones Unidas para la Pobreza Extrema y los Derechos Humanos, Ms. Magdalena Sepúlveda.

Traducido por Rober Gonpane para www.noeslomismo.org

Bankia, otro gran éxito de Rodrigo Rato

Nunca entendí como al que fue Director Gerente del FMI durante los años en los que se cometieron en el mercado financiero global los mayores desmanes y las más arriesgadas apuestas especulativas que nos llevaron al desastre que comenzó en Septiembre de 2008, se le premiaba encargándole la presidencia de la nueva entidad bancaria, heredera de siete Cajas de Ahorro públicas que se privatizaban como solución a sus desastrosas cuentas, tras años de gestión deficiente (por decirlo suevemente). Abandonó el FMI en cuanto cumplió el periodo mínimo para cobrar la renta vitalicia que el organismo ofrece sus Gerentes cuando abandonan el cargo (creo recordar que lo mismo que hicieron sus predecesores) dejando a España sin un representante en un organismo de tal relevancia internacional, donde quizá podría haber hecho algo por nosotros una vez comenzada la crisis. 

Además no debemos olvidar que Rodrígo Rato fue como Ministro de Economía y de la mano de Aznar, el mayor responsable de la generación de la burbuja inmobiliaria que ha provocado la parte "nacional" de esta crisis que sufrimos y que es la que al final ha hundido a nuestro sector financiero... después de haber hundido la vida y sus expectativas de futuro a millones de españoles. Fue en 1998 cuando "liberalizaron" (esa palabra que tanto les gusta, sobre todo a Esperanza Aguirre) el mercado del suelo para que se pudiera construir en cualquier sitio. Así se sentaron las bases del gran milagro financiero Español (que desgraciadamente el Gobierno Socialista en el 2004 no pudo o no supo cortar a tiempo) que terminó siendo una gran burbuja de deuda que ahora nos asfixia. 

Es cierto que no fue solo la política neoliberal del PP la culpable, nos ayudaron desde fuera las políticas neoliberales a uno y otro lado del Atlántico, como fueron los tipos de interés bajos y crédito indefinido del Banco Central Europeo, con la que pretendían contener la revalorización del jóven Euro que poco después de empezar a circular empezó a apreciarse peligrosamente frente al Dolar haciendo perder competitividad a la zona Euro en un Mundo también recientemente globalizado, con la inclusión de China en la Organización Mundial del Comercio y con la supresión de la mayor parte de las regulaciones que afectaban a la banca internacional y al tráfico de capitales y mercancías por todo el planeta. En definitiva una unión monetaria Europea y una globalización de la economía sin ningún tipo de cohesión social, ni política económica y fiscal armonizada... o sea la ley del más fuerte, el capitalismo puro y duro pero global, con medios técnicos sin precedentes y sin controles efectivos por parte del os Estados... un paraíso para los piratas financieros y el infierno para los derechos humanos.

Ciertamente Rodrigo Rato y sus amigos Neoliberales nos han hecho un regalo con sus teorías económicas en los últimos 30 años, que vamos a tener que pagar sacrificando nuestros preciados Estados del Bienestar... ¿o quizá más que un regalo fue una venganza bien planificada? ¿de qué otra forma iba a consentir al formada ciudadanía la expropiación de los derechos sociales que tanto trabajo había logrado conseguir?

Saludos
Rober Gonpane

P.D. No os perdáis este excelente artículo sobre Bankia de Juan Hernández Vigueras, experto en Paraísos Fiscales y autor entre otros del libro "El Casino que nos Gobierna" en el que entrelaza magistralmente, todos los puntos clave y los actores principales del montaje bancario y empresarial internacional causante de la Financiarización de todos los aspectos de la vida, que con sus excesos (cometidos al amparo de un mercado global ya casi totalmente liberalizado y sin controles) ha provocado una crisis económica que tras cuatro años lleva camino de convertirse en una gran depresión de duración indeterminada. 

Más escándalos financieros y todo sigue igual

A ver si con este nuevo escándalo que se explica en el "Blog Salmón" (lo copio más abajo) unido a lo de Bankia; de una vez se da cuenta la opinión pública de que el Capitalismo Financiero Global es el verdadero culpable de la crisis económica, y que si los Políticos (tercera causa de preocupación de la ciudadanía según las encuestas) son un problema es básicamente una más de las nefastas consecuencias que sobre la sociedad tienen la Financiarización de todos los aspectos de la vida impuesta por la Globalización Capitalista Neoliberal. Pero ya veréis como ni siquiera será titular en los telediarios, como casi tampoco nada se dijo de la quiebra de MF Global de hace unos meses y sobre el que escribí en esta entrada: http://www.noeslomismo.org/2011/11/quiebra-de-mf-global-muerte-del-canario.html

Saludos
Rober Gonpane
P.D. En el anterior correo sobre la "maldita herencia" quería decir "hordas Socialistas" que si nos quitan la "h" damos menos miedo ;-)

Nuevo escándalo financiero: JPMorgan muerde el anzuelo de los activos tóxicos
A cuatro años del estallido de la crisis, nada ha cambiado en el mundo de las finanzas y Wall Street sigue siendo el casino más grande del mundo. JPMorgan Chase, el mayor banco estadounidense por activos, anunció el jueves que sufrió una pérdida de 2.000 millones de dólares en sus operaciones con derivados financieros luego que fallara una "estrategia de cobertura".
Si bien se trata de una cifra "pequeña" (dado los montos con que cada día nos sorprenden los escándalos financieros), esta vez podemos hablar del comienzo del derrumbe de la gran burbuja de derivados financieros que se ha hinchado con peligrosa rapidez en apuestas cada vez más ambiciosas. Existen más de 700 billones de dólares en derivados financieros, y los principales bancos de Estados Unidos tienen una exposición de más de 200 billones de dólares en derivados, suma equivalente a tres veces el tamaño de toda la economía mundial.
JP Morgan anunció la pérdida de 2 mil millones de dólares, y dijo que fue debido a la especulación errónea de los derivados de crédito. Como estas pérdidas aumentarán en las próximas semanas, la suma puede llegar a 20 mil millones de dólares, y le daría más velocidad a la implosión financiera en curso. JPMorgan tiene una exposición de 70 billones de dólares en derivados, suma equivalente a todo el PIB del planeta, por eso que el nerviosismo de los mercados tiene para largo. El presidente de JPMorgan, Jamie Dimons, no tuvo problemas para reconocer el escándalo en forma inmediata:
"Hubo un error manifiesto del departamento de inversiones que lo hizo todo mal… Esta nueva estrategia fue errónea, compleja, mal controlada, mal ejecutada y siguió mal"
Esta autocrítica fue particularmente dolorosa para Jamie Dimons, quien tenía fama de ser el banquero más prudente de Wall Street y lejos de las osadías de Goldman Sachs, Bank of America o Citigroup. Hasta el año 2006 era criticado por la baja rentabilidad que obtenía frente a sus rivales, pero tras el estallido de la crisis, fue recibido como un hombre sabio por haber evitado todas las toxinas que envenenaron a los otros bancos.
Esa misma condición de "banco seguro" fue la que le permitió recuperar a bancos en bancarrota como Bear Sterns y Washington Mutual, en marzo de 2008. Y su desempeño prudente lo convirtió en elbanco más poderoso de Estados Unidos. Sin embargo, este escándalo ha dejado al descubierto que también cayó en la tentación del juego de casino, lo que lo instala en una situación humillante.
Este traspié demuestra que los bancos actúan sin ninguna regulación y amparados en el juego de casino donde siempre han ganado. Y como son entidades que se han hecho tan gigantescas, resultan incontrolables y nadie sabe en verdad qué es lo que ocurre ahí dentro. Desde hace mucho tiempo que la banca perdió el contacto con la economía real (y también con la realidad), dado que es más lucrativa la economía de casino. Pero hasta los casinos más grandes se derrumban cuando la velocidad de la recuperación es menor a la del hundimiento.
Los bancos siguen jugando con dinamita pese a saberse que los derivados son activos tóxicos altamente peligrosos. Warren Buffett los describió como "armas financieras de destrucción masiva". Y estas armas se han vuelto más complejas en los últimos años y se han convertido en engendros financieros fuera de control.

martes, 15 de mayo de 2012

La maldita herencia

Un compañero de ATTAC me ha quitado de la boca (o de los dedos) un montón de cosas que queria decir respecto de lo de la "herencia" como excusa de todo lo malo que nos ocurre; especialmente en esta semana de despropósitos del Gobierno por su nefasta gestión de lo de Bankia, la infantil pelea con Cascos en Asturias con toda Europa mirándonos... y todo arreglado con echarle las culpas a Zapatero y al Banco de España, una de las pocas instituciones que todavía no habían desacreditado en su infantil rabieta contra "las hordas" Socialistas. Además se acaban de cumplir dos años del sometimiento de Zapatero a los Mercados, por lo que me duele especialmente este continuo recurso a la herencia cada vez que se anuncia un nuevo recorte, por la incomprensión y soledad (dentro y fuera del PSOE) que debió sentir el Ex-Presidente.
Con su permiso os reenvío este correo además de este link al último escrito de Vicenç Navarro que he de reconocer que me ha dejado helado; no porque me vaya a parecer Dalí menos genial como artista, pero sí porque pone de manifiesto uno de los aspectos de la "herencia" de la que habla el compañero: la ignorancia de muchos y escogidos aspectos de nuestra historia reciente (y de la actualidad) que distorsionan la visión de la realidad que tiene la opinión pública.
Mario Draghi, Dalí y el futuro de Europa 
Un saludo
Rober Gonpane
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Últimamente me estoy asfixiando de la cantidad de veces que escucho lo de la herencia recibida a cualquier personaje o personajillo de este partido de gobierno que el infierno nos ha regalado, para descargarlo todo sobre las acciones de "los socialistas" o de "Zapatero".

No voy a hacer la lista, porque la lista incluye la totalidad de los elementos que pueden componerla. O sea, es un conjunto infinito y completo. Y porque además esa ppanda no merece que se les dedique tanto protagonismo.

O sea que quiero hablar de OTRA HERENCIA. 
La herencia que este país arrastra desde hace siglos, y que nos tiene amarrados a un pasado que parece que somos  incapaces de cambiar.

Nos podríamos ir (porque nos podríamos ir) hasta Isabel y Fernando y todavía tendría sentido el viaje, pero como lo que se lee no es lo mismo que lo que se vive, prefiero hablar de lo que he experimentado para tener la certeza de que no me equivoco, y para poder argumentar lo que afirmo.

Una herencia como una losa es la de los cuarenta años de la dictadura fascista. Una dictadura que eliminó lo mejor que tenía este país (la democracia) para enmierdarlo todo de corrupción, incultura, irracionalidad, despotismo, y religión y violencia. "Pequeñas" miserias con las que seguimos viviendo porque están en el ADN cultural de la nación, y en las preferencias de comportamiento de todos los herederos de aquellos "valores" de la Patria Una, Grande, y Libre que adoraba a un dios capaz de elegir a un asesino fascista para dictar leyes y sentencias.

De los herederos directos de semejante aberración, hemos heredado una amnistía que se autoconcedieron en la transición, para autoperdonarse por todo lo que habían y por todo lo que no habían hecho, mientras nos mandaban en solitario y sin dar cuentas a nadie. Una amnistía que nos vendieron como un favor, y que los partidos que salían de la clandestinidad se tragaron para que el país no se atragantara otra vez de sangre.

Y de esas herencias incuestionables nos cuelgan otras de menor cuantía como la idea de la corrupción normalizada instalada en la ciudadanía, la ausencia de valores democráticos en una enorme parte de la sociedad, la miseria intelectual de la clase empresarial española, el desprecio a la ciencia, la cultura y la educación, la inclinación al negocio fácil disfrazado de esfuerzo, la insoportable presencia de la religión invadiendo la vida del país, la superstición como forma de pensar en seres inexistentes de los que se espera la solución a los problemas, la inacción cívica en lugar de la participación activa de todos, la monarquía y el mensaje de diferencia que asumimos al consentirla...y un montón de miserias más que hace que mucha gente no se identifique con "lo español", porque lo español es del monopolio interpretativo de esa caterva de fascistas que todavía deciden cómo y qué es lo que hay que pensar para ser un buen español.

Esa es la más autentica y terrible herencia. Con la que tenemos que vivir porque es una herencia viva, presente y defendida como normalidad y sentido común por los que no se consideran herederos, porque todavía se consideran dueños.

Juan Rodrigo
Sin igualdad, la libertad no es la misma para todes.

Renovación ideológica en el PSOE ¿no bastaría con trabajar la Resoluciones de 38º Congreso?


El PSOE ha puesto en marcha una "renovación ideológica importante", algo similar a la que hizo entre 1979 y 1982, cuando Felipe González dio un "golpe de timón" que llevó a su partido a abandonar el marxismo y lanzar un proyecto de modernización de España. En esta ocasión, el PSOE prepara para 2015 ...

El PSOE prepara una "renovación ideológica importante", según Jáuregui

Pues por mucha renovación ideológica que preparemos (que está muy bien pero que seguro que está ya todo dicho en las resoluciones del 38º congreso, "solo" 165 páginas, que son el "programa máximo" del PSOE y referencia ideológica hasta el próximo Congreso; y sino en las miles de páginas que se enviaron a Sevilla desde el resto de Comunidades, que solo las de Madrid (P.D.1) fueron ¡708! páginas) yo sigo diciendo que o se declara la Guerra al Capitalismo Financiero que nos domina para reformar en profundidad el sistema económico global o, con las actuales reglas del juego, no habrá manera de hacer verdaderas políticas social-demócratas ni nuevas, ni antiguas, ni reformadas.

Pero bueno por lo menos Hollande va a gobernar en Francia y a la Sra. Merkel le queda menos de un año tras lo visto en las elecciones del Estado de Renania del Norte-Westfalia (el más poblado de Alemania) en las que el CDU ha sacado los peores resultados desde la II Guerra Mundial y el SPD ha ganado de sobra para mantener su coalición de gobierno con los verdes o para incluso gobernar en minoría. Las cosas parece que pueden ir cambiando en Europa, lástima que en España siempre vayamos con el pie cambiado ;-)

Saludos Socialistas
Rober Gonpane

P.D. 1 Resoluciones 38º Congreso PSOE - Página 15 No es todo lo que puse en las enmiendas de adición sobre el ITF y los Paraísos Fiscales que se aprobaron en el congreso del PSM y que adjunto en PDF, pero estos conceptos se citan muchas veces a lo largo del texto y al menos este párrafo concreto está tal cual lo puse yo... no es mucho pero es la prueba de que realmente en Sevilla trabajaron sobre los textos aprobados en los congresos regionales y debió ser un trabajo ingente pues como dije antes solo las de Madrid eran 708 páginas.
"Si el fraude fiscal a nivel nacional es tan escandaloso, a nivel mundial gracias a la existencia de paraísos fiscales, es absolutamente indecente e insostenible. Por ello, el PSOE como miembro del Partido Socialista Europeo participa en la campaña europea por la reforma del sistema financiero internacional, cuyos primeros objetivos son el ITF y la lucha contra los paraísos fiscales." 
Como se puede comprobar este texto es una parte de una de las enmiendas que se aprobaron en el congreso de Madrid (a propuesta de mi agrupación) y que pasó luego a debatirse en Sevilla. Copio la parte del texto original en el que se recoge todo lo finalmente incluido.
292.  Enmienda de Adición presentada por Madrid (E.O.1073)
El PSOE como miembro del PES participa en www.europeansforfinancialreform.org campaña europea por la reforma del sistema financiero internacional, cuyos primeros objetivos son el ITF y la lucha contra los Paraísos Fiscales. Si el fraude fiscal a nivel nacional es tan escandaloso como antes citábamos, a nivel mundial gracias a la existencia de Paraísos Fiscales, es absolutamente indecente e insostenible. El PSOE no debe dejar este tema solo al ámbito europeo y debe hacerlo más presente en la política nacional, ya que además de su innegable repercusión en la economía española, es un claro elemento diferenciador con la derecha europea y en concreto con el PP. Además en España hay diversos movimientos sociales que apoyan la reforma del sistema financiero y el PSOE debe implicarse en la búsqueda del mayor consenso social entorno al que es un objetivo cuya importancia estratégica a medio y largo plazo es incalculable: "desarmar los mercados" para recuperar el Gobierno Democrático de la Economía. Con las actuales condiciones del juego, con unos Mercados Financieros sin apenas regulación y operando globalmente, ningún Gobierno es auténticamente soberano pues, como tristemente se ha comprobado con esta crisis, los Mercados siembre tienen la última palabra. No habrá posibilidad de hacer políticas económicas socialdemócratas mientras que la economía Neoliberal dominante mantenga los Mercados Especulativos libres de todo control gubernamental y con los Paraísos Fiscales como refugio y base segura de operaciones.
Resoluciones 38º Congreso PSOE - Página 77  En esta otra resolución se recoge en parte la idea de otra enmienda sobre el uso del PIB que también presentamos, aunque yo quería un poco más pues planteaba una ofensiva total contra el uso del PIB en la Política, por considerarlo un índice absurdo e injusto, que como otros tantos conceptos económicos que se utilizan a diario, contribuye al mantenimiento de las mentiras del corrupto y especulativo Mercado Neoliberal Global.
"Y trabajaremos con la comunidad científica, con los profesionales y las organizaciones sociales para divulgar el correspondiente conocimiento, y para medir el progreso más allá de la medida tradicional del Producto Interior Bruto (PIB), utilizando indicadores de desarrollo humano e incidiendo más en su justa redistribución Queremos ciudadanos y ciudadanas que puedan ser protagonistas activos de la transición hacia una economía más sostenible."
P.D. 2 Otros comentarios sobre el trabajo que supuso en nuestra agrupación pueden verse en las entradas del pasado mes de Enero que copio a continuación.

http://www.noeslomismo.org/2012/01/enmiendas-la-ponencia-marco-del-38.html

http://www.noeslomismo.org/2012/01/enmiendas-al-documento-marco-del-38.html

Ha sido una experiencia interesante el comprobar lo difícil que es hacer llegar una idea o una propuesta al programa de un partido político. El proceso es complejo pero no es una crítica; aunque pueda parecer desesperante, hay que tener en cuenta que se trata de dar recoger las ideas expresadas por decenas de miles de militantes dispersos por toda España y bien pensado es todo un logro poder llegar a hacer un documento de 165 páginas y no una enciclopedia muchísimo más grande que es lo que saldría si se pusiera todo lo que los participantes en el proceso quisieran poner.


sábado, 12 de mayo de 2012

¿Se atreverán a presionar a Hollande como lo hicieron con Zapatero?

Han pasados ya dos años desde el golpe de estado Neoliberal en la Unión Europea, que provocó los rescates de Grecia, Portugal e Irlanda, el cambio radical de la política económica del Gobierno de España (socialista como lo eran los de Portugal y Grecia) y ya en 2011 la caída de dos Gobiernos Democráticos, cuyos presidentes Berrusconi en Italia y Papandreu en Grecia tuvieron que ser sustituidos por tecnócratas del agrado del Poder Financiero Internacional. 

Dos años después de aquella fatídica semana en la que comprobamos con asombro el cambio radical en la política económica del gobierno Español, seguimos preguntándonos con qué le debieron amenazar a José Luís Rodríguez Zapatero para volver a España con semejante convencimiento de que tenía que hacer lo que fuera para evitar el rescate sin importarle el daño que ello pudiera traer a su imagen y a la del PSOE. Para recordarlo recomiendo escuchar el docudrama que ha emitido hoy la Cadena Ser para comprender mejor el poder que tienen los Mercados para chantajear a los gobiernos Democráticos: El día que España se asomó al abismo
Aunque han pasado solo dos años, han ocurrido tantas cosas que parecerían casi dos siglos si no fuera porque en realidad parece que hoy estamos en las mismas semanas de crisis de Mayo de 2010; nuevamente al borde de un abismo por el que empezamos a pasaear ya con cierta tranquilidad, pues a todo se acostumbra el ser humano. 

Los socialistas en España hemos pagado un alto precio político por aquel giro en la política del gobierno de Zapatero, que resultó imposible explicar ni siquiera a nuestras propias bases. Finalmente hace menos de seis meses el PP ganó las elecciones con prácticamente los mismos votos con los que las había perdido en 2008, pero con una mayoría absoluta de 188 diputados. El PSOE gobernó con 169 diputados a pesar de haber sido respaldado por más 11 millones de españoles, casi medio millón más que los que votaron al PP el 20 de Noviembre de 2011, así que tampoco debemos pensar que los españoles se volvieron locos apoyando mayoritariamente a Rajoy; le votaron los de siempre y seguro que ahora muchos ya se han arrepentido.

Pero tantos meses de crisis y la presión de las mentiras del PP y sus falsas promesas amplificadas hasta el infinito por ss poder mediático, desmovilizaron y fragmentaron el voto de izquierda. Demasiada gente se dejó llevar por el desencanto y el pesimismo y pensó que un cambio, el que fuera, podría ser la solución.

Ahora España sufre las consecuencias de tener un gobierno Neoliberal con una acumulación de poder institucional sin precedentes en la reciente historia democrática española, ya que no solo tienen mayoría absoluta el PP en el parlamento nacional, sino que además gobierna en la mayoría de las autonomías y los ayuntamientos. El PSOE que tampoco había explicado con éxito las políticas anti crisis del periodo 2008-2010 (y no tanto porque sus explicaciones sobre el PlanE y otras medidas no fueran buenas sino porque son asuntos cuya explicación es muy complicada y sin embargo se pueden criticar muy fácilmente con argumentos demagógicos y mal intencionados) no podía explicar con más éxito medidas económicas que iban en contra de sus convicciones ideológicas básicas. Teníamos un gobierno que por "responsabilidad institucional" (que yo siempre consideré chantaje de los Mercados con la población como rehén pasivo) aplicaba la austeridad con una falta de convencimiento que por mucho que nos dijeran que creían en ello nadie se lo creía.

Ahora tenemos un Gobierno que en la oposición no apoyó los recortes de Mayo de 2010 a pesar de que la Derecha europea les solicitó que votaran favorablemente. Con su abstención casi consiguieron que no se aprobaran (solo por un voto) los recortes que Zapatero anunció hoy hace justo dos años; lo que probablemente hubiera precipitado el rescate de España, o el cambio directo de Gobierno como pasó un año después en Italia y Grecia si no se convocaban inmediatamente elecciones. Ahora sin embargo vemos como el PP aprueba con firmeza y convencimiento recortes mucho peores que aquellos. 

Muchos socialistas hubieran deseado que aquella votación se hubiera perdido y que o nos hubieran rescatado o que Zapatero hubiera tenido que convocar elecciones, porque así el PSOE no hubiera quedado tan desacreditado para la supuesta mayoría progresista de España. Pero no fue así, y tuvimos que aguantar el tirón en el Gobierno durante 18 interminables meses en los que la presión de los Mercados no aflojó ni un solo día y los insultos mentirosos del PP (como luego se han demostrado en sus primeros meses de gobierno http://www.100diasdegobiernodelpp.es/) y las acusaciones desde la izquierda que se resumen en aquello del "PPSOE" para transmitir la idea de que éramos igual que el PP (supongo que ya han notado la diferencia) para arañarnos unos votos que nos están saliendo muy caros a todos los Españoles.

El Gobierno de Rajoy está aplicando una política que no tiene nada que ver con lo que prometieron (no dejéis de ver el vídeo #BasadoEnHechosReales y #mentiraMasIva (bueno y el de #asinosecrece que es breve pero muy gracioso aunque el pobre bebé da mucha penita). Pero eso sí, lo que no se puede decir es que no sea una política coherente con su ideología neoliberal dominante en el PP actual y de la que el Ministro Luís de Guindos es uno de los máximos exponentes (sin olvidar al fundador Aznar y a la soberana Aguirre, que lleva años practicando en Madrid). Además son coherentes con la defensa de la clase social a la que representan como demuestran muchas de sus medida, pero no es este el momento de hablar del PP ni mucho menos de sus líderes.

Ahora es tiempo de alegrarse por el incipiente cambio de tendencia en Europa que la victoria de Hollande en Francia puede suponer y de estar preparados para exigir a la Socialdemocracia que no acepte nunca más el chantaje de los Neoliberales Mercados Financieros Globales. El Socialismo surgió como respuesta a un Capitalismo Industrial inhumano que nos condujo al pacto entre la Socialdemocrácia y la Democracia Cristiana (la derecha razonable) que después de la Segunda Guerra Mundial permitió la creación de los Estados del Bienestar que ahora son cuestionado y acosados por un Capitalismo Financiero que nos ha metido en una Globalización económica y tecnológica cuyas reglas del juego son incompatibles con un horizonte de Juesticia Económica y Social Global. Si no cambiamos las reglas del juego, el Casino Global que nos Gobierna hará inviable cualquier política Socialdemócrata en ningún país del mundo y me temo que Francia no será una excepción pues también dependen de la calificación triple A de su deuda soberana y difícilmente van a aguantar la presión de los Mercados Especulativos. 

Coincido por tanto con Vicenç Navarro que en este interesante artículo que copio más abajo, se pregunta también si Hollande podrá poner en marcha cambios significativos en el rumbo de Europa que permitan salir de la crisis y rectificar el rumbo hacia el neoliberalismo global que solo puede llevarnos a convertir Europa en una nueva potencia emergente, pero al estilo de China, India o Brasil... si es así ¿de que han servido los últimos 200 años de lucha de los trabajadores?

La Socialdemocracia debería liderar a toda la Izquierda en una Guerra Total contra el Capitalismo Financiero que con sus desmanes puede acabar con el Capitalismo Industrial (con el que hace tiempo que convivíamos) y con ello con la Paz Social en el Mundo pues como se observa cada vez más claramente en los resultados electorales, el fantasma del Fascismo y los NeoNazis (en España en su versión Nacional-Catolica) podría volver a recorrer Europa. Qué paradoja que al final la Izquierda tenga que ayudar nuevamente al Capitalismo Industrial a deshacerse de sus hijos descarriados antes de que lo devoren. Como dijo recientemente Felipe González "hay que ayudarles aunque no quieran" porque si el Capitalismo Financiero no vuelve a cumplir su misión de financiar la economía real para salir de la crisis y sigue empeñado en gobernar el mundo con sus movimientos especulativos, no habrá más remedio que acabar con su demencia.

Saludos Socialistas, me voy a la Puerta del Sol que hace buena tarde ;-)
Rober Gonpane

Las propuestas de François Hollande son insuficientes para salir de la crisis
Artículo de Vicenç Navarro en el diario PÚBLICO, 10 de mayo de 2012
Este artículo analiza el programa electoral del nuevo presidente de Francia, François Hollande, específicamente sus políticas económicas y fiscales, señalando que, aun conteniendo políticas muy positivas, en su totalidad, no tendrán el efecto deseado de salir de la enorme recesión que Francia y Europa están experimentando.

Retórica para la devaluación interior

Ha sido muy oportuna la entrada previa sobre el artículo de Vicenç Navarro, en un día en el que un proveedor al que había reclamado el excesivo coste horario de unos trabajos de mantenimiento, me había dicho que "dejáramos a un lado la retórica y las reclamaciones para centrarnos en el trabajo a realizar". La verdad es que llevo trabajando muchos años en compras y producción y siempre ha sido una constante el tratar de reducir costes; pero es cierto que ahora hay muchos más argumentos para ello y se utilizan a diario, aunque a la larga estemos tirando piedras contra nuestro propio tejado.

Esto es parte de lo que le contesté y que le hizo pensar a mi proveedor que me había molestado su comentario previo; en absoluto fue así y aún al contrario pues me hizo reflexionar sobre mis retóricos argumentos para conseguir bajar los precios y lo que es más importante, sobre lo que en el fondo tal acción implica.

... En cuanto a la retórica me resisto a abandonarla, especialmente en algo desagradable como las reclamaciones pues aunque puedan ser igualmente duras, son siempre más amables y generalmente más eficaces si se usa el lenguaje adecuadamente. Nada más ingrato que ponerle precio al trabajo de otra persona, pero por desgracia con cada cosa que vendemos se valora indirectamente el esfuerzo de las personas que han contribuido a fabricarlo. Francamente creo que se venden muchos bienes y servicios a unos precios que deberían estar prohibidos. Son las cualidades del supuesto libre mercado en el que trabajamos, que nunca ha sido justo ni lo será y nunca se ha autoregulado y ni jamás lo hará. No dejes de ver el siguiente vídeo para comprobar que no todo lo que compramos cuesta lo que por ello pagamos.

Saludos
Rober Gonpane

P.D. Como no podía ser de otra manera, posteriormente insistí en la reducción de precios de igual modo que nuestros clientes exigen a mis compañeros de ventas precios cada vez más bajos por nuestros productos; ¿acaso no buscamos todos generalmente los mejores precios en nuestras compras?. Y así la rueda sigue y como ratones en su jaula la hacemos girar constantemente, conscientes de que si se paramos serán los más cercanos los que caigan.

El mayor problema son los bajos salarios... Vicenç Navarro

Cualquiera que diga esto con la que está cayendo, sería inmediatamente tachado de chalado e insensato. Sin embargo la argumentación de Vicenç Navarro es tan simple y lógica que parece mentira que esta idea sea tan contraria a lo que la mayoría de la población cree, influenciada sin duda por la presión mediática que no escatima esfuerzos para convencernos de todo lo contrario. Quieren conseguir una devaluación interior del 20 ó el 30% para compensar la devaluación similar de la moneda que no podemos hacer al tener el Euro. Pero lo malo es que lo único que se pretende bajar son los salarios porque los precios, salvo el de la vivienda, no solo no bajan en igual cuantía sino que suben sin parar impulsados por la especulación internacional sobre las materias primas. La ecuación que plantea la derecha Europea es complicada y absurda, pero es la que acepta la mayoría silenciosa que no se percata del engaño o que no se atreve a decir basta a los abusos y la estupidez.

No dejéis de leer este artículo del profesor Navarro.

Saludos
Rober Gonpane

El mayor problema de la economía no es la falta de conocimiento, sino los bajos salarios

Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 4 de mayo de 2012
Este artículo señala que uno de los problemas mayores de la economía estadounidense que se reproduce también en España es la extensión del sector laboral con bajos salarios que está creando un problema grave de falta de demanda, tema apenas debatido en los mayores medios de información del país.

Existe un debate en EEUU sobre las causas de las desigualdades y de la polarización social (ver mi artículo "¿A qué se debe la polarización social?". Sistema Digital. 16.03.12), que es relevante a las discusiones que han existido en España sobre la sociedad del conocimiento. En realidad, ha habido casi consenso en el establishment económico, político y mediático español, de que el futuro de España dependerá primordialmente del nivel de educación académica existente entre la población. La imagen que se ha promovido es que la sociedad del futuro requerirá elevadas cualificaciones, que se obtendrán en centros de educación superior. De ahí que la estrategia del desarrollo se haya basado en optimizar el número de estudiantes que fueran a la universidad o a un nivel de formación superior.
Creo haber sido de los pocos autores que han criticado esta concepción en España (ver mi artículo "Por qué existe un elevado desempleo: el error de la tesis de 'la sociedad del conocimiento'". Sistema Digital. 04.03.11, expuesto en mi blog www.vnavarro.org), sin que mis escritos hayan tenido ninguna resonancia o aceptación. El término de sociedad de conocimiento, como motor del desarrollo, continúa siendo parte de la sabiduría convencional. Y recientemente el Gobierno PP lo ha promovido de nuevo.
El problema con tal postulado y con tal estrategia es que la mayoría de puestos de trabajo en EEUU (y en España), hoy y en el futuro, no requieren elevadas cualificaciones. Según los datos de la Agencia de Estadísticas Laborales del Gobierno estadounidense ('U.S. Bureau of Labor Statistics' -BLS-) sólo el 20% de los puestos de trabajo existentes en EEUU requieren educación universitaria. El grupo mayor, el 43%, requiere educación secundaria, y un 26% educación primaria. El porcentaje de personas con educación universitaria, sin embargo, es un 31%, un número mayor que el número de puestos de trabajo que requieren tal cualificación. La consecuencia de ello es que se está educando a personas que estarán trabajando en puestos de trabajo que requieren menor educación, creando una gran frustración (que es lo que está pasando ahora).
Ni que decir tiene que hace falta personal especializado con formación universitaria. Según el BLS, faltan seis millones de profesionales con master o doctorado. Pero estos seis millones representan menos del 5% de toda la fuerza laboral. Las categorías laborales más extensas (más de un tercio de toda la población laboral, es decir 49 millones de personas) están constituidas por personal administrativo de nivel medio (con un salario de 30.710 dólares); personal en comercio y en ventas (con un salario de 24.370 dólares) y personal en restaurantes y lugares de ocio (18.700 dólares). El otro tercio lo constituye personal de ayuda en las escuelas de infancia (19.300 dólares), trabajadores de asistencia domiciliaria (20.250 dólares), personal de seguridad (23.920 dólares), asistentes técnicos de la docencia (20.310 dólares), y trabajadores de la construcción (29.830 dólares). Estos trabajadores continuarán siendo la mayoría de trabajadores en EEUU (y en España).
De ahí que estos puestos de trabajo requieran su propio conocimiento (distinto al universitario) y sus propias condiciones de trabajo. Un cambio fundamental es la revalorización de estos puestos de trabajo, sus condiciones laborales y su valoración. El clasismo dominante de la sociedad española explica el excesivo número de universidades, cuyo desarrollo era para garantizar a los hijos de las clases dominantes una educación universitaria que les garantizara mantenerse en lo que se define como clase alta. El descuido, cuando no discriminación, hacia los otros sectores y clases sociales, explica la escasa valoración de los puestos de trabajo que no requieren educación llamada superior. De ahí la necesidad de movilizar a los colectivos de tales sectores para conseguir mayores salarios y mejores condiciones de trabajo. Y esto no se conseguirá mediante aumento de su educación, sino con su capacidad de acción, incluyendo su sindicalización. Es fundamental para este grupo que se aumente el salario mínimo. En EEUU, tal salario es 7,25 dólares por hora, que significa al año (trabajando 44 horas semanales) unos ingresos anuales de 15.080 dólares, que es ligeramente superior al umbral de pobreza (11.000 dólares). En España la situación es incluso peor: el salario mínimo es aproximadamente 10.110 dólares al año, sólo 230 dólares más que el umbral de pobreza (9.879 dólares). Tal trabajador necesita trabajar todo el año para pagar el coste del coche más económico de la gama estadounidense (un Ford Fiesta, 13.200 dólares). En la época de Henry Ford (el fundador de la Ford que promovió salarios altos para sus empleados para que se compraran sus coches), un trabajador de la Ford tenía que trabajar (en 1914) cuatro meses para pagarse un coche. Hoy tiene que trabajar un año. Y ahí está el enorme problema de demanda que se basa en los escasos y bajos salarios de la clase trabajadora estadounidense. De ahí que comience a haber preocupación, incluso entre algunos sectores del establishment empresarial de EEUU, que algo no está funcionando bien en la economía estadounidense, y este algo recae no en la supuesta ausencia de conocimiento de la fuerza laboral, sino en su limitada capacidad adquisitiva, motor de toda la economía.
Una última observación. No existe una plena realización en España del extremismo de la derecha española. El comprensible deseo de ver a España entre los países avanzados llega a una situación que en inglés se llama "wishful thinking", que vive de la ilusión de homologar a las derechas españolas a las existentes en otros países. Y ello no es cierto. Un ejemplo. El señor. José Mª Aznar quiere identificarse con el candidato republicano a la Presidencia de EEUU, el señor. Mitt Romney. Le visitó en Boston y como era de esperar apareció la fotografía y fue promovida por el PP. Tal candidato ha ido adaptando posturas más y más derechistas durante las primarias del partido Republicano, adoptando el programa del Tea Party, que es lo más derechista que existe en aquel país. No es, pues, santo de mi devoción. Pero es justo reconocer que, consciente del problema que describo en este artículo, ha sorprendido a muchos indicando que está a favor de que aumente sustancialmente el salario mínimo y que éste se incremente anualmente para adaptarlo a la inflación, posturas que serían impensables en el señor Aznar. En realidad, éste ha repetido 'ad nauseam' que elevar el salario mínimo destruiría empleo, ignorando u ocultando que la experiencia internacional no avala tal postulado. Antes al contrario. Tal como ha indicado James Galbraith "subir el salario mínimo quiere decir que aumenta el consumo, y con ello la necesidad de tener más trabajadores para aumentar la producción de los productos consumidos". El incremento más reciente del salario mínimo fue en Australia, donde aumentó a 16 dólares por hora y, sin embargo, el desempleo continuó siendo uno de los más bajos del mundo, un 5%. En España hemos ido viendo como el descenso de la capacidad adquisitiva de la clase trabajadora ha creado un enorme problema de demanda y de endeudamiento. De ahí que la solución exige un cambio de rumbo muy sustancial, con aumento de los salarios, incluyendo el salario mínimo, y con una gran creación de empleo por parte del sector público, lo opuesto a lo que está ocurriendo.

lunes, 7 de mayo de 2012

Más allá de la crisis - Josép Fontana

Es un poco largo y poca gente lo leerá completo, pero es muy difícil hacerlo más corto sin dejar en el tintero alguna de las claves políticas, sociales o económicas de la crisis. Pero si a alguien le saba a poco, que se lea El Casino que nos Gobierna de Juan Hernandez Vigueras al que yo ya creo que no se puede añadir nada más, pues tras leerlo solo se me ocurre decir: el último que apague porque o se cambian las reglas o no tiene ningún sentido seguir jugando.

Saludos
Rober Gonpane


De lo que quisiera hablarles [1] no es tanto de la crisis actual como de lo
que está ocurriendo más allá de la crisis: de algo que se nos oculta tras
su apariencia. Para explicarlo necesitaré empezar un tanto atrás en el
tiempo.

Nos educamos con una visión de la historia que hacía del progreso la base
de una explicación global de la evolución humana. Primero en el terreno de
la producción de bienes y riquezas: la humanidad había avanzado hasta la
abundancia de los tiempos modernos a través de las etapas de la revolución
neolítica y la revolución industrial. Después había venido la lucha por las
libertades y por los derechos sociales, desde la Revolución francesa hasta
la victoria sobre el fascismo en la Segunda guerra mundial, que permitió el
asentamiento del estado de bienestar. No me estoy refiriendo a una visión
sectaria de la izquierda, ni menos aun marxista, sino a algo tan respetable
como lo que los anglosajones llaman la visión whig de la historia, según la
cual, cito por la wikipedia, "se representa el pasado como una progresión
inevitable hacia cada vez más libertad y más ilustración".

Hasta cierto punto esto era verdad, pero no era, como se nos decía, el
fruto de una regla interna de la evolución humana que implicaba que el
avance del progreso fuese inevitable –la ilusión de que teníamos la
historia de nuestro lado, lo que nos consolaba de cada fracaso-, sino la
consecuencia de unos equilibrios de fuerzas en que las victorias alcanzadas
eran menos el fruto de revoluciones triunfantes, que el resultado de pactos
y concesiones obtenidos de las clases dominantes, con frecuencia a través
de los sindicatos, a cambio de evitar una auténtica revolución que
transformase por completo las cosas.

Para decirlo simplemente, desde la Revolución francesa hasta los años
setenta del siglo pasado las clases dominantes de nuestra sociedad vivieron
atemorizadas por fantasmas que perturbaban su sueño, llevándoles a temer
que podían perderlo todo a manos de un enemigo revolucionario: primero
fueron los jacobinos, después los carbonarios, los masones, más adelante
los anarquistas y finalmente los comunistas. Eran en realidad amenazas
fantasmales, que no tenían posibilidad alguna de convertirse en realidad;
pero ello no impide que el miedo que despertaban fuese auténtico.

En un articulo sobre la situación actual de Italia publicado en La
Vanguardia el pasado mes de octubre se podía leer: "los beneficios sociales
fueron el fruto de un pacto político durante la guerra fría". No sólo
durante la guerra fría, a no ser que hablemos de una "guerra" de doscientos
años, desde la revolución francesa para acá. Lo que este reconocimiento
significa, por otra parte, es que ahora no tienen ya inconveniente en
confesar que nos engañaron: que no se trataba de establecer un sistema que
nos garantizase un futuro indefinido de mejora para todos, sino que sólo
les interesaba neutralizar a los disidentes mientras eliminaban cualquier
riesgo de subversión.

Los miedos que perturbaron los sueños de la burguesía a lo largo de cerca
de doscientos años se acabaron en los setenta del siglo pasado. Cada vez
estaba más claro que ni los comunistas estaban por hacer revoluciones –en
1968 se habían desentendido de la de París y habían aplastado la de Praga-,
ni tenían la fuerza suficiente para imponerse en el escenario de la guerra
fría. Fue a partir de entonces cuando, habiendo perdido el miedo a la
revolución, los burgueses decidieron que no necesitaban seguir haciendo
concesiones. Y así siguen hoy.

Déjenme examinar esta cuestión en su última etapa. El período de 1945 a
1975 había sido en el conjunto de los países desarrollados una época en que
un reparto más equitativo de los ingresos había permitido mejorar la suerte
de la mayoría. Los salarios crecían al mismo ritmo a que aumentaba la
productividad, y con ellos crecía la demanda de bienes de consumo por parte
de los asalariados, lo cual conducía a un aumento de la producción. Es lo
que Robert Reich, que fue secretario de Trabajo con Clinton, describe como
el acuerdo tácito por el que "los patronos pagaban a sus trabajadores lo
suficiente para que éstos comprasen lo que sus patronos vendían". Era, se
ha dicho, "una democracia de clase media" que implicaba "un contrato social
no escrito entre el trabajo, los negocios y el gobierno, entre las élites y
las masas", que garantizaba un reparto equitativo de los aumentos en la
riqueza.

Esta tendencia se invirtió en los años setenta, después de la crisis del
petróleo, que sirvió de pretexto para iniciar el cambio. La primera
consecuencia de la crisis económica había sido que la producción industrial
del mundo disminuyera en un diez por ciento y que millones de trabajadores
quedaran en paro, tanto en Europa occidental como en los Estados Unidos.
Estos fueron, por esta razón, años de conmmoción social, con los sindicatos
movilizados en Europa en defensa de los intereses de los trabajadores, lo
que permitió retrasar aquí unas décadas los cambios que se estaban
produciendo ya en los Estados Unidos y en Gran Bretaña, donde los
empresarios, bajo el patrocinio de Ronald Reagan y de la señora Thatcher,
decidieron que éste era el momento para iniciar una política de lucha
contra los sindicatos, de desguace del estado de bienestar y de
liberalización de la actividad empresarial.

La lucha contra los sindicatos se completó con una serie de acuerdos de
libertad de comercio que permitieron deslocalizar la producción a otros
países, donde los salarios eran más bajos y los controles sindicales más
débiles, e importar sus productos, con lo que los empresarios no sólo
hacían mayores beneficios, al disminuir sus costes de producción, sino que
debilitaban la capacidad de los obreros de su país para luchar por la
mejora de sus condiciones de trabajo y de su remuneración: los salarios
reales bajaron en un 7 por ciento de 1976 a 2007 en los Estados Unidos, y
lo han seguido haciendo después de la crisis.

Asi se inició lo que Paul Krugman ha llamado "la gran divergencia", el
proceso por el cual se produjo un enriquecimiento considerable del 1 por
ciento de los más ricos y el empobrecimiento de todos los demás. En los
Estados Unidos, que citaré con frecuencia por dos razones –porque
disponemos de buenas estadísticas sobre su evolución y porque lo que sucede
allí es el anuncio de lo que va a pasar aquí más adelante-, se pudo ver en
vísperas de la crisis de 2008 que este 1 por ciento de los más ricos
recibía el 53 por ciento de todos los ingresos (esto es más que el 99 por
ciento restante).

En las primeras etapas este proceso tal vez resultaba poco perceptible;
pero cuando sus efectos se fueron acumulando acabaron despertando la
conciencia de una desigualdad social en constante aumento. En mayo de 2011
Joseph Stiglitz publicó un artículo que se titualaba: "Del 1%, para el 1% y
por el 1%", donde decía que los norteamericanos, que estaban contemplando
cómo se producían en muchos países, por ejemplo en los de la primavera
árabe, protestas contra regímenes opresivos que concentraban una gran masa
de riqueza en las manos de una élite integrada por muy pocos, no se daban
cuenta de que esto ocurría también en su propio país.

Este del 1 por ciento ha sido uno de los lemas principales de los
movimientos de ocupación que se han desarrollado en diversas ciudades
norteamericanas. Pero Krugman ha hecho un análisis aún más afinado que
muestra que es en realidad el 0'1 %, esto es el uno por mil de los
norteamericanos, los que concentran la mayor parte de esta riqueza.
"¿Quiénes son estos del 1 por mil?, se pregunta ¿Son heroicos emprendedores
que crean lugares de trabajo? No. En su mayor parte son dirigentes de
compañías (...) o ganan el dinero en las finanzas".

Los resultados a largo plazo de la gran divergencia, que se iniciaba en
Estados Unidos y en Gran Bretaña en los años setenta y se extendió después
a Europa, transformaron profundamente nuestras sociedades. Las
consecuencias de una inmensa redistribución de la riqueza hacia arriba no
sólo se han manifestado en el empobrecimiento relativo de los trabajadores
y de las clases medias, sino que han dado a los empresarios una influencia
política con la cual, a partir de ese momento, les resulta cada vez más
fácil fijar las reglas que les permiten consolidar su poder.

Esta redistribución hacia arriba no es el resultado natural del
funcionamiento del mercado, como se pretende que creamos, sino el de una
acción deliberada. Su origen es netamente político. El primer programa que
inspiró este movimiento lo expresó Lewis Powell en agosto de 1971 en un
"Memorándum confidencial. Ataque al sistema americano de libre empresa",
escrito para la "United States Chamber of Commerce", que se encargó de
hacerlo circular entre sus asociados. Powell denunciaba el riesgo que
implicaba el avance en la sociedad norteamericana de ideas contrarias al
"sistema de libre empresa", expuestas no sólo por extremistas de izquierda,
sino por "elementos totalmente respetables del sistema", e insistía en la
necesidad de combatirlas, sobre todo en el terreno de la educación.

El memorándum tenía una primera parte sobre la amenaza que representaban
los "estudiantes universitarios, los profesores, el mundo de los medios de
comunicación, los intelectuales y las revistas literarias, los artistas y
los científicos", y proponía planes de ataque para limpiar las
universidades y vigilar los libros de texto, para lo cual pedía a las
organizaciones empresariales que actuasen con firmeza. No me ocuparé ahora
de esta batalla de las ideas, que ha llegado hoy al extremo de proponer la
eliminación de la escuela pública, sino de otra parte del memorándum que
tendría consecuencias más inmediatas y trascendentales. Powell advertía:
"No se debe menospreciar la acción política, mientras esperamos el cambio
gradual de la opinión pública que ha de conseguirse a través de la
educación y la información. El mundo de los negocios debe aprender la
lección que hace tiempo aprendieron los sindicatos y otros grupos de
intereses. La lección de que el poder político es necesario; que este poder
debe cultivarse asiduamente y que, cuando convenga, hay que usarlo
agresivamente y con determinación".

Para emprender este programa se necesitaban organizaciones empresariales
potentes, que dispusieran de recursos suficientes. "La fuerza reside en la
organización, en una planificación y realización persistentes durante un
período indefinido de años". Este llamamiento a la lucha política tuvo
efectos de inmediato en la actividad de las asociaciones empresariales y
sobre todo de la "United States Chamber of Commerce", que pretende ser hoy
"la mayor federación empresarial del mundo, en representación de los
intereses de más de 3 millones de empresas". Estas asociaciones no solo
emprendieron grandes campañas de propaganda, sino que acentuaron su
participación en las campañas electorales a través de Comités de Acción
Política, en una actividad que ha aumentado considerablemente desde 2009,
tras la decisión del Tribunal supremo Citizens United, que ha liberalizado
las inversiones de las empresas en la política, en nombre del derecho a la
libre expresión (esto es, considerando a las empresas como personas y
atribuyéndoles los mismos derechos). La gran cuantía de recursos
proporcionados por los empresarios explica, por ejemplo, que la United
States Chamber of Commerce invirtiese en las elecciones norteamericanas de
2010 más que los comités de los dos partidos, demócrata y republicano,
juntos.

No se trata tan sólo de donativos para las campañas, sino también de formas
diversas de pagar sus servicios a los políticos, entre ellas la de
asegurarles una compensación cuando dejan la política. Y, sobre todo, de la
aactuación constante de los llamados "lobbyists", que atienden las
peticiones de los políticos. En el pasado año 2011 se calcula que las
empresas han gastado 3.270 millones de dólares en atender a los
congresistas y a los altos funcionarios federales. Las 30 mayores compañías
gastaron entre 2008 y 2010 más en esto que en pagar impuestos.

¿Que ha conseguido el mundo empresarial con este asalto al poder? En julio
del año pasado, Michael Cembalest, jefe de inversiones de JPMorgan Chase,
escribía, en una carta dirigida tan sólo a sus clientes, que se conoció
porque la descubrió un periodista, que "los márgenes de beneficio han
conseguido niveles que no se habían visto desde hace décadas", y que "las
reducciones de salarios y prestaciones explican la mayor parte de esta
mejora". "La compensación por el trabajo está en los Estados Unidos en la
actualidad al mínimo en cincuenta años en relación tanto con las cifras de
ventas de las empresas como del PIB de los Estados Unidos".

Otro beneficio indiscutible ha sido la disminución de sus contribuciones al
sostén del estado. El peso político creciente de las empresas ha conducido
a la situación paradójica de que éstas escapen a la fiscalidad por la doble
vía de negociar recortes de impuestos y exenciones particulares, y de tener
libertad para aflorar los beneficios en las subsidiarias que tienen en
paraísos fiscales, donde apenas pagan impuestos. Un estudio de noviembre de
2011 concluye que el conjunto de las 280 mayores empresas de los Estados
Unidos no han pagado en los tres años últimos más que un 18'5 % de sus
beneficios. Pero es que una cuarta parte de éstas han pagado menos del 10%,
y 30 de las más grandes no han pagado nada en tres años, sino que encima
han recibido devoluciones. Lo que se dice de las empresas se aplica también
a los empresarios: de 1985 a 2004 los 400 americanos más ricos han pasado
de pagar un 29 por ciento de sus ingresos a tan sólo un 18 por ciento,
mucho menos que los pequeños comerciantes o los trabajadores a sueldo. Y
cuando Obama pretendió que quienes ganasen más de un millón de dólares al
año pagasen el mismo tipo que el ciudadano medio norteamericano, no
consiguió que el congreso aprobase la medida. Como ha dicho Stiglitz "Los
ricos están usando su dinero para asegurarse medidas fiscales que les
permitan hacerse aun más ricos. En lugar de invertir en tecnología o en
investigación, obtienen mayores rendimientos invirtiendo en Washington".

Hay un tercer aspecto de estos beneficios que es la desregulación de la
leyes que controlan algunos aspectos de la actividad empresarial. Un
estudio reciente de dos economistas del Fondo Monetario Internacional, que
han analizado el papel de las contribuciones económicas de las empresas en
la política, llega a la conclusión, que les leo literalmente, de que "el
gasto realizado está directamente relacionado con la posibilidad de que un
legislador cambie de postura en favor de la desregulación". Esto, que en el
sector de la industria les ha permitido reducir, o incluso anular, los
gastos relacionados con el control de la polución, ha tenido en la
actividad financiera unas consecuencias que son las que han conducido
directamente a la crisis de 2008.

Gracias a la supresión de controles sobre sus actividades, que culminó
durante la presidencia de Clinton, las entidades financieras pudieron
lanzarse a un juego especulativo con derivados y otros productos de alto
riesgo, que parecían más propios de un casino de juego que de la banca,
mientras los dirigentes de la Reserva Federal estimulaban el optimismo de
los especuladores, rebajando los tipos de interés y animando al público a
que gastase, a que comprase casas con créditos hipotecarios e invirtiese en
operaciones financieras de riesgo.

Esta fiebre especuladora se producía en un país que, como resultado de su
desindustrialización, estaba convirtiendo en una actividad fundamental el
sector FIRE (Finance, Insurance and Real Estate; o sea Finanzas, seguros y
negocio inmobiliario). Una desindustrialitzación semejante se ha producido
en Gran Bretaña, que de ser "la fábrica del mundo" quiso convertirse en "el
banco del mundo", y que vive ahora con la angustia de lo que puede suceder
si pierde esta gran fuente de exportación de servicios, teniendo en cuenta
la situación de una economía en que "la demanda doméstica será
probablemente escasa en muchos años (...), mientras los consumidores se
esfuerzan en hacer frente a sus deudas y el gobierno batalla por reducir el
déficit presupuestario".

Nuestra situación es más compleja, ya que si bien hemos perdido el tejido
industrial tradicional, contamos con una consideable industria de propiedad
extranjera a la que proporcionamos trabajo barato, o sea que nos ha tocado
el papel de receptores de la industria que otros países más prósperos
deslocalizan, y que conservaremos mientras les sigamos garantizando
salarios bajos. Lo cual me mueve a preguntarme cómo se explica que, si el
trabajo de nuestros obreros es poco competitivo, como se argumenta para
proponerles rebajas de sueldos y derechos, Volkswagen, Ford, o Renault se
vengan a fabricar coches aquí. En lo que sí nos vamos pareciendo a las
economías avanzadas es en el peso dominante que ha adquirido entre nosotros
el sector financiero.

La influencia política adquirida por los empresarios explica por qué,
cuando se ha producido la crisis -en Norteamérica, en Gran Bretaña o en
España- el estado ha corrido a salvar las empresas financieras con rescates
multimillonarios; pero no ha hecho un esfuerzo equivalente por remediar la
situación de los muchos ciudadanos que pierden sus hogares, al ser
incapaces de seguir pagando las hipotecas, ni por asegurar estímulos a las
actividades productivas con el fin de combatir el paro.

Lejos de ello, lo que se ha hecho, para justificar los sacrificios que se
están imponiendo a la mayoría, es difundir la fábula de que la crisis
económica se debe al excesivo coste de los gastos sociales del estado, y
que la solución consiste en aplicar una brutal política de austeridad hasta
que se acabe con el déficit del presupuesto, lo cual, como veremos, resulta
imposible a partir de esta política.

Merece la pena escuchar esta historia como la cuenta Krugman: "En el primer
acto los banqueros se aprovecharon de la desregulación para lanzarse a una
especulación desbordada, hinchando las burbujas con préstamos
incontrolados; en el segundo las burbujas estallaron y los banqueros fueron
rescatados con dinero de los contribuyentes, mientras los trabajadores
sufrían las consecuencias, y en el tercero, los banqueros decidieron
emplear el dinero que habían recuperado en apoyar a políticos que les
prometían bajarles los impuestos y desmontar las pocas regulaciones que se
habían impuesto tras la crisis". ¿Piensan ustedes que esta es una historia
exótica, que sólo puede referirse a los Estados Unidos? Pues no; nosotros
también tuvimos una burbuja inmobiliaria desbordada, hinchada con los
créditos que concedieron bancos y cajas de ahorro. Ahora estamos en el
segundo acto, el del rescate "mientras los trabajadores sufren las
consecuencias". Nos queda el desenlace, ese tercer acto que, si no se hace
algo para evitarlo, será parecido: esto es, que se recuperarán los bancos,
pero no los puestos de trabajo, tal como está ocurriendo hoy en los Estados
Unidos.

Nadie ignora que la austeridad es incompatible con el crecimiento
económico. Peter Radford lo sintetiza en pocas palabras: "La austeridad
disminuye una economía. Es un acto de retroceso. Disminuye la demanda. Los
ingresos caen. Pagar las deudas a partir de una menor cantidad de dinero
significa que hay menos dinero para otros gastos. Del crecimiento se pasa a
la decadencia".

Una revisión del pasado demuestra que la política de austeridad nunca ha
funcionado y que no tiene sentido en la situación actual. Lo sostiene, por
ejemplo, Richard Koo, economista jefe del Nomura Research Institute de
Tokio, quien, tras haber analizado comparativamente la crisis económica de
los años treinta, las décadas perdidas de Japón y la crisis actual en
Estados Unidos y en la "eurozona", concluye que:

"Aunque evitar el gasto público exagerado es el modo adecuado de proceder
cuando el sector privado de la economía está en plena forma y maximiza los
beneficios, nada resulta peor que la restricción del gasto público cuando
un sector privado en mal estado está reduciendo sus deudas". Actuar sobre
una economía que ahorra pero no invierte reduciendo el gasto público no
hace más que agravar su situación. Koo sostiene que la crisis, que empezó
en el sector inmobiliario estadounidense, sigue siendo una crisis bancaria,
que ha acabado contagiando a la economía y a las cuentas públicas, y que
pensar que estos problemas se resuelven "con una sobredosis de ajustes" y
con reformas constitucionales "es un completo disparate".

Más contundente aun es la opinión que Krugman ha expresado esta misma
semana: "Lo más indignante de esta tragedia es que es totalmente
innecesaria. Hace medio siglo, cualquier economista (…) os podía haber
dicho que austeridad en tiempos de depresión era una muy mala idea. Pero
los políticos, los entendidos y, siento decirlo, muchos economistas
decidieron, sobre todo por razones políticas, olvidar lo que sabían. Y
millones de trabajadores están pagando el precio de su deliberada amnesia".

No ha sido la deuda pública la causa de la crisis de los países del sur de
Europa. Un análisis de las cifras de las últimas décadas muestra que los
problemas de estos países no proceden de un exceso de gasto público, sino
que son una consecuencia de la propia crisis. Un análisis de la relación
que ha existido entre la deuda pública y el PIB de estos países, demuestra
que estuvo mejorando (esto es disminuyendo) hasta 2007. El endeudamiento
posterior del estado es consecuencia de las cargas que ha asumido como
consecuencia de la crisis bancaria, no de un exceso anterior de gasto
público. Si leen ustedes la prensa, fijándose en los datos que ofrece y no
en la doctrina que predica, verán que lo que realmente preocupa a nuestros
gobernantes es cómo remediar el problema que para el sistema bancario
representan las grandes inversiones inmobiliarias efectuadas en años de
euforia en que estas fantasías se estaban financiando con nuestros ahorros.

No importa que economistas galardonados con el Premio Nobel, como Stiglitz
y Krugman, condenen la política de austeridad. Porque resulta que, en
realidad, esta política beneficia a los mismos que han causado el desastre
y favorece la continuidad de su enriquecimiento. Como dice Michael Hudson:
"No hay ninguna necesidad (...) de que los dirigentes financieros de Europa
impongan una depresión a la mayor parte de su población. Pero es una gran
oportunidad de ganancia para los bancos, que han conseguido el control de
la política económica del Banco Central Europeo (...). Una crisis de la
deuda permite a la la élite financiera doméstica y a los banqueros
extranjeros endeudar al resto de la sociedad".

Los resultados se pueden ver ya en la experiencia de Grecia, donde las
medidas de austeridad impuestas por la Unión Europa y el FMI están poniendo
en peligro el propio crecimiento económico, y tienen unas durísimas
consecuencias sociales: los suicidios y el crimen aumentan, la masa de los
nuevos pobres está integrada por jóvenes que no encuentran trabajo y por
personas de media edad que han perdido el suyo, mientras faltan en los
hospitales los medicamentos esenciales, incluyendo las vacunas, lo que
puede conducir a que resurjan allí la poliomielitis o la difteria.

Este comienza a ser también el caso de España, donde la prensa anuncia que
el PP se propone ahorrar este año 6.000 millones en medicamentos. Como dice
Peter Radford: "¡Que se lo digan a los españoles! Ellos han probado ya toda
esta historia de la austeridad. Tanto que la tasa de paro es del 23%,
mientras las medidas que lo han producido no han conseguido frenar el
déficit público, que está a punto de superar el límite del 8% que el
gobierno español se había fijado como objetivo. ¿Se imaginan lo que
ocurrirá ahora? Que los españoles van a ver aumentar su sufrimiento. Están
insistiendo en más austeridad para estrujar su economía cada vez más". Y
ello, añade, "para reducir un déficit que es menor que el de los Estados
Unidos o el de Gran Bretaña".

Una reflexión adicional acerca del carácter más "empresarial" que "público"
de la crisis nos la puede proporcionar una información publicada por el New
York Times el 25 de diciembre pasado, que nos advierte que la crisis de los
bancos europeos, que les está obligando a deshacerse de activos, crea
buenas oportunidades de negocio para las empresas financieras
norteamericanas que, a pesar de sus problemas, están lanzándose a comprar
en Europa. En efecto, en un artículo publicado en La Vanguardia del 15 de
enero pasado –y el hecho mismo de que un periódico conservador publique
este tipo de análisis demuestra el desconcierto reinante entre nuestra
burguesía- no sólo se explica que los fondos de inversión norteamericanos
se han lanzado a comprar "gangas" europeas, como empresas y bancos
devaluados por la propia política de austeridad, sino que se nos dan las
razones: "La crisis bancaria europea está beneficiando a los fondos
extranjeros que aguardan a las puertas de Europa". Por una parte compran
empresas que han perdido valor porque los bancos se niegan a darles
crédito, a lo cual se añade que las medidas de recapitalización impuestas a
los bancos les han forzado a "vender activos por un valor de billones de
euros". Wim Butler, del Citi Group, no dudó en decir en una conferencia
pronunciada en Bruselas: "De aqui a unos años todos los bancos europeos
pertenecerán a extranjeros".

Las políticas restrictivas han llegado a tal punto de irracionalidad que
desde el propio Fondo Monetario Internacional se ha comenzado a advertir a
los dirigentes políticos europeos: "En la medida en que los gobiernos
piensan que deben responder a los mercados, pueden ser inducidos a
consolidar demasiado aprisa, incluso desde el simple punto de la
sostenibilidad de la deuda". Como ustedes saben, el presidente actual de
nuestro gobierno ya ha dicho, cuando se aprestaba a rendir pleitesía a la
señora Merkel, que lo primero es cumplir con el deber de sanear los bancos
y reducir el gasto público: los puestos de trabajo, los hospitales o las
escuelas no son prioritarios.

Hay razones que ayudan a entender la inhumanidad de este capitalismo
depredador. Richard Eskow, que trabajó en un tiempo para Wall Street dice:
"La gente que sufre por los efectos de los presupuestos austeros no son de
la clase de los que [estos capitalistas] conocen personalmente, sino que se
trata de empleados públicos, como maestros, policías, bomberos o
funcionarios de programas sociales; de gente que necesita de ayudas del
gobierno, como los pobres; y de otros de la clase media que han tenido la
temeridad o de hacerse viejos o de sufrir una incapacidad". En realidad los
"super-ricos" no sólo se sienten ajenos a todos estos, sino que en el fondo
los desprecian.

Lo ocurrido en los últimos años en la sociedad norteamericana, que fue la
primera en implantar estas reglas, nos indica la clase de futuro a que nos
conduce a todos la austeridad. Dos noticias de prensa publicadas alrededor
de la Navidad del año pasado ilustran sus dos caras. Sabemos, por una
parte, que la "paga" de los dirigentes de las 500 mayores empresas aumentó
en un 36'5 por ciento en 2010, al propio tiempo que aumentaba en 1.600.000
el número de los niños norteamericanos sin hogar, lo que representa un
aumento de un 38 por ciento respecto de 2007. El año pasado, el de 2011, no
ha sido tan bueno para los negocios de Wall Street; pero sabemos ya que
esto no va a afectar las pagas millonarias de los dirigentes de Citigroup o
de Morgan Chase, que van a cobrar más de veinte millones de dólares.

Los empresarios son conscientes de que el aumento de la desigualdad es
nefasto para el crecimiento económico, en términos globales. Como señala
Robert Reich: "Con tanta parte de los ingresos y de la riqueza concentrada
en los más ricos, la amplia clase media no tiene ya el poder adquisitivo
necesario para comprar lo que la economía es capaz de producir (...). El
resultado es la generalización del estancamiento y del paro". Un memorándum
de la Reserva Federal norteamericana de 4 de enero recuerda que el 70 por
ciento de la economía nacional depende del gasto de los consumidores, y que
la recuperación no será posible si no aumenta la capacidad de consumo de la
clase media.

Este planteamiento sobre el interés general no afecta sin embargo a los
intereses inmediatos de los más ricos, puesto que una reducción global del
crecimiento no implica una reducción simultánea de sus beneficios, que han
seguido aumentando. Y se están, además, adaptando a la nueva situación, con
la esperanza de obtener cada vez mayores beneficios. El 16 de octubre de
2005 Citigroup, la mayor empresa financiera del mundo, publicaba un informe
con el título de Plutonomía, al que de momento se prestó poca atención,
hasta que, cuando comenzó a hacerse famoso, Citigroup se preocupó de
eliminarlo por completo de la red.

El informe proponía el término "plutonomía" para designar los países en que
el crecimiento económico se había visto promovido, y en gran medida
consumido, por el pequeño grupo de los más ricos. Sostenía que "el
encarecimiento de los activos, una participación creciente en los
beneficios y el trato favorable por parte de gobiernos partidarios del
mercado han permitido a los ricos prosperar y capitalizar una proporción
creciente de la economía en los países de plutonomía". Lo ilustraba con las
cifras de la desigualdad de la distribución de la riqueza en los Estados
Unidos, que comentaba con estas palabras: "No tenemos una opinión moral
acerca de si esta desigualdad de los ingresos es buena o mala; lo que nos
interesa es que es importante". Opinaban, además, que las fuerzas que
habían llevado a este aumento de la desigualdad en los veinte años últimos
era probable que continuasen en los años próximos. De lo cual había que
deducir que se crearía un entorno positivo para la actividad de empresas
que vendiesen bienes o servicios a los ricos.

Su conclusión final era: Hemos de preocuparnos menos de lo que el
consumidor medio vaya a hacer, ya que la conducta de este consumidor es
menos relevante para el agregado final, que de lo que los ricos vayan a
hacer. Esta es simplemene una cuestión de matemáticas, no de moralidad,
concluían.

Y debían tener razón, porque sabemos que las empresas de bienes de lujo (o,
como se dice en el negocio, de "bienes para individuos de un valor
extremo", que The Economist nos aclara que son aquellos pra los que "un
bolso de 8.000 dólares es una ganga") están aumentando espectacularmente.
LVMH –o sea Louis Vuitton Moët Hennessy- creció en un 13% en la primera
mitad de 2011 con ventas de 10.300 millones. Una noticia publicada
recientemente en la prensa nos dice que mientras la matriculación de
automóviles disminuyó en su conjunto en España en el año 2011, la excepción
han sido los de lujo, cuya matriculación ha aumentado en un 83'1 por ciento.

"En algún momento –habían avisado los analistas de Citigroup- es probable
que los trabajadores se opongan al aumento de beneficios de los ricos y
puede haber una reacción política contra el enriquecimiento de los más
acomodados", pero "no vemos que esto esté ocurriendo, aunque hay síntomas
de crecientes tensiones políticas. De todos modos mantendremos una extrecha
observación de los acontecimientos".

La ofensiva empresarial no se limita, por otra parte, a buscar ventajas
temporales, sino que aspira a una transformación permanente del sistema
político. En los Estados Unidos se está tratando de dificultar el acceso al
voto a amplias capas de la población que se consideran poco afines a los
principios de la derecha: ancianos, minorías étnicas, pobres... En la
actualidad hay en Norteamérica 12 estados que han introducido medidas
restrictivas del derecho a votar (otros 26 las están gestionando), la más
importante de las cuales es la exigencia de un documento de identidad como
votante, para cuya obtención se exige la presentación de documentos como el
carnet de conducir o la acreditación de una cuenta bancaria. No sin
problemas. En julio de 2011 el documento le fue negado en Wisconsin a un
joven, con el argumento de que el comprobante de su cuenta de ahorro, que
presentaba como identificación, no mostraba bastante actividad reciente com
para servir para esta finalidad. Más del 10 por ciento de ciudadanos
norteamericanos no tienen estas identificaciones, y la proporción es
todavía mayor entre sectores que normalmente votan por los demócratas,
incluyendo un 18 por ciento de votantes jóvenes y un 25 % de los
afroamericanos.

Pero la amenaza a la democracia no necesita formularse con medidas legales
de limitación del voto, porque el camino más efectivo es el control de los
políticos por parte de la oligarquía financiera. Robert Fisk hacía
recientemente una comparación entre las revueltas árabes y las protestas de
los jóvenes europeos y norteamericanos en un artículo que se titulaba "Los
banqueros son los dictadores de Occidente", en que decía: "Los bancos y las
agencias de evaluación se han convertido en los dictadores de occidente.
Como los Mubarak y Ben Alí, creen ser los propietarios de sus países. Las
elecciones que les dan el poder –a través de la cobardía y la complicidad
de los gobiernos- han acabado siendo tan falsas como las que los árabes se
veían obligados a repetir, década tras década, para ungir a los
propietarios de su propia riqueza nacional". Los partidos políticos, afirma
Fisk, entregan el poder que han recibido de los votantes "a los bancos, los
traficantes de derivados y las agencias de evaluación, respaldados por la
deshonesta panda de expertos de las grandes universidades norteamericanas,
(…) que mantienen la ficción de que esta es una crisis de la globalización
en lugar de una trampa financiera impuesta a los votantes".

Michael Hudson, profesor de la Universidad de Missouri, que había sido
analista y asesor en Wall Street, denuncia en un texto sobre lo que llama
"la transición de Europa de la socialdmeocracia a la oligarquía
financiera", los efectos de las políticas de austeridad: "Una crisis de la
deuda facilita que la élite financiera doméstica y los banqueros
extranjeros endeuden al resto de la sociedad (...) para apoderarse de los
activos y reducir el conjunto de la población a un estado de dependencia".
A lo que añade que la clase de guerra que se extiende ahora por Europa
tiene objetivos que van más allá de la economía, puesto que amenaza
convertirse en una línea de separación histórica entre una época
caracterizada por la esperanza y el potencial tecnológico, y una nueva era
de desigualdad, a medida que una oligarquía financiera va reemplazando a
los gobiernos democráticos y somete a las poblaciones a una servidumbre por
deudas. El resultado es "un golpe de estado oligárquico en que los
impuestos y la planificación y el control de los presupuestos están pasando
a manos de unos ejecutivos nombrados por el cártel internacional de los
banqueros" (no sé si será oportuno recordar que nuestro actual ministro de
economía procede del sector bancario norteamericano).

Hay un aspecto de estos problemas en el que nos conviene reflexionar.
Randall Wray sostiene que la crisis norteamericana de 2008 no la causó la
insolvencia de las hipotecas basura, porque su volumen no era suficiente
como para haber provocado por si sólo este desastre, sino que ésta fue
simplemente la chispa que desencadenó un incendio cuyas causas profundas
eran el estancamiento de los salarios reales y la desigualdad creciente,
que empujaban a la economía lejos de una actividad centrada en la
producción hacia otra esencialmente financiera, dedicada al manejo del
dinero. Lo más grave de esta interpretación –advierte- es que, dado que
estas causas profundas no sólo no se han remediado, sino que son más graves
ahora que en 2008, pudiera ocurrir que una chispa semejante, como la
insolvencia de uno de los grandes bancos norteamericanos o un problema
grave en la banca europea, volviera a iniciar una nueva crisis, tal vez
peor.

Es por esto que necesitamos evitar el error de analizar la situación que
estamos viviendo en términos de una mera crisis económica –esto es, como un
problema que obedece a una situación temporal, que cambiará, para volver a
la normalidad, cuando se superen las circunstancias actuales-, ya que esto
conduce a que aceptemos soluciones que se nos plantean como provisionales,
pero que se corre el riesgo de que conduzcan a la renuncia de unos derechos
sociales que después resultarán irrecuperables. Lo que se está produciendo
no es una crisis más, como las que se suceden regularmente en el
capitalismo, sino una transformación a largo plazo de las reglas del juego
social, que hace ya cuarenta años que dura y que no se ve que haya de
acabar, si no hacemos nada para lograrlo. Y que la propia crisis económica
no es más que una consecuencia de la gran divergencia.

¿Qué hemos de hacer? Hay, evidentmente, un primer nivel de urgencia en que
resulta obligado luchar por salvar los puestos de trabajo y los niveles de
vida. El Banco de España se ha encargado de comunicarnos hace pocos días
que lo que vamos a tener este año, y muy probablemente el siguiente, es más
recesión y más de seis millones de parados. Cuesta poco imaginar la
cantidad de EREs y de recortes que esto va a implicar, lo que nos va a
obligar a muchos esfuerzos puntuales para salvar todo lo que se pueda.

Pero lo que revela la naturaleza especial de la situación actual es el
hecho de que para la generación que ahora tiene entre 20 y 30 años no va a
haber ni siquiera EREs, sino una ausencia total de futuro. Y eso sólo podrá
resolverse con una política que vaya más allá de la defensa inmediata de
nuestras condiciones de vida, para enfrentarse a las políticas de
austeridad y que, sobre todo, se proponga acabar con el gran proyecto de la
divergencia social que las inspira.

Como demostró la gran depresión de los años treinta, cuando eran muchos los
que pensaban que el viejo sistema capitalista se había acabado y que el
futuro era de la economía planificada por el estilo de la de la Rusia
soviética, la capacidad del capitalismo para superar sus crisis y rehacerse
es considerable.

El problema inmediato al que hemos de enfrentarnos hoy no es, como algunos
pensábamos hace unos años, la liquidación del capitalismo, que debe ser en
todo caso un objetivo a largo plazo, porque la verdad es que no disponemos
ahora de una alternativa viable que resulte aceptable para una mayoría. Y
lo que no puede ser compartido con los más, por razonable que parezca, está
condenado a quedar en el terreno de la utopía, que es necesaria para
alimentar nuestras aspiraciones a largo plazo, pero inútil para la lucha
política cotidiana.

Lo que nos corresponde resolver con urgencia es decidir si luchamos por
recuperar cuanto antes un capitalismo regulado, con el estado del bienestar
incluido, como se había conseguido cuando los sindicatos y los partidos de
izquierda eran interlocutores eficaces en el debate sobre la política
social, o nos resginamos a seguir sufriendo bajo la garra de un capitalisno
depredador y salvaje como el que se nos está imponiendo. De hecho, lo que
nos proponen las políticas de austeridad es simplemente que paguemos la
factura de los costes de consolidar el sistema en su situación actual,
renunciando a una gran parte de las conquistas que se consiguieron en dos
siglos de luchas sociales.

No es que no haya signos esperanzadores de resistencia. No cabe duda de que
las ocupaciones de plazas y las manifestaciones de protesta van a volver a
brotar esta primavera, empujadas por la desesperación. Pero lo más
importante es saber si la experiencia de los efectos combinados de los
recortes y del aumento de las cargas servirá para devolver el sentido común
a quienes dieron el voto a una derecha que prometía soluciones y se limita
ahora a pedirnos sacrificios, o si sus votantes se resignarán a aceptar
mansamente las consecuencias de su error.

Pienso que es urgente, para dar sentido y coherencia a las protestas, que
la izquierda –una izquierda real que nazca de más allá de la traición de la
socialdemocracia de las terceras vías- elabore nuevas formas de lucha y de
mejora, ahora que ya hemos aprendido que la idea de que el progreso era el
motor de la historia es un engaño y que los avances para el conjunto de los
hombres y las mujeres solo se han conseguido a través de las luchas
colectivas. La semana pasada me pidieron en un diario de Barcelona que
opinase acerca de cómo sería dentro de cinco años este capitalismo con el
que nos ha tocado vivir. Y lo que respondí fue que eso dependía de
nosotros: que lo que tengamos dentro de cinco años será lo que habremos
merecido.

Nota: [1] Texto íntegro de la conferencia pronunciada en León por el
profesor Josep Fontana (salvo pequeñas variaciones, es la misma que
pronunció en la sede de Comisiones Obreras de Catalunya en el consell de
Comfia).